JOSHUA
No podía decir que había sido una desgraciada conmigo por que yo me lo había buscado.
Dios, la deseaba tanto que podía jurar que mis pelotas se habían puesto moradas. No había podido intimar con nadie por que las dos únicas veces que lo intenté estando tan borracho, tratando de pasar página entre lágrimas, siempre estaba ella presente. En la forma de sus besos, en la manera de verme, en la manera de tocarme como lo había hecho hace unos instantes.
Al final de cuentas terminé entregándome a mi búsqueda y reconociendo que Estefanía estaba tatuada en cada célula de mi piel. No volví a buscar más oportunidades para desahogar al cuerpo.
La última vez que alguien intentó algo conmigo fue Mónica.
*
Habían pasado dos años desde que Estefanía se había ido de mi lado, y haciendo las
