ESTEFANÍA No pude contener las lágrimas al ver a mi hijo y a su papá juntos por primera vez. Había tenido miedo de que Joshua negara al niño en algún punto, o que me lo quitara y no pudiera volver a verlo, pero lo que nunca imaginé es que Iñaki reaccionara de esa manera con él. En el fondo un golpe de culpabilidad me pegó de lleno en el pecho. Joshua y yo habíamos pasado por muchas cosas y nos habíamos distanciado tanto, que nos habíamos deformado con el tiempo. Yo dejé de conocerlo y él dejó de conocerme. Metí mi mano a mi bolsa revolviendo las cosas hasta encontrar una servilleta de papel para limpiarme las lágrimas. No podía dejar de sentir una sensación de alivio en el pecho al ver que papá e hijo se habían al fin conocido. Aunque pareciera que no me importaba que Joshua estuvie