ESTEFANÍA Regresé a la cama y Joshua aún seguía dormido. Era mejor de esa manera, al menos por el momento aunque el insomnio me robaba el sueño por la preocupación que estaba sintiendo en este momento. Las verdades siempre terminaban empujando tan fuerte, que al salir a la superficie terminaban rompiendo algo. Yo tenía miedo que en el momento en que saliera aquella verdad rompiera mi relación con Joshua, lo lastimara o terminara destrozándonos. Vi su espalda desnuda y no me resistí a la tentación de abrazarlo y quedarme ahí, refugiada en su calidez hasta que el cansancio me venció. Él era mi lugar seguro y quería quedarme ahí para siempre. Me había buscado, nos habíamos recuperado y no quería que se viera destruido. Me desperté a la seis y media de la mañana para tomar un baño y pre
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