JOSHUA ¡Maldita sea! grité en mis adentros. Juventina se limitó a observarme mientras el cuadro se hacía pedazos bajo mis pies. Estaba desesperado por que se estaba yendo de mi vida. — Nunca le he sido infiel, nunca le he fallado a pesar de haberme alejado de ella, y no tengo idea de cómo salieron esas estúpidas fotografías. —Cerré los ojos. No. Me negaba a creer que mi familia tuviera algo que ver... Sentí un trago amargo. Cerré los ojos con fuerza, la cabeza me daba vueltas y sentía que me estallaba, y no se lo acreditaba a la supuesta resaca que tenía. — Joven, las fotos fueron una puñalada para la señora. —Juventina me vio consternada.— No sé se sea verdad lo que me está diciendo, pero estaba muy afectada y... rompió todo a su paso. —Señaló con la mirada a toda la casa.— Supongo