JOSHUA
No había tenido alternativa salvo jugármela.
No quería causarle problemas a Estefanía, pero no me dejaba otra alternativa.
Habían pasado cuatro años en los que no sabía nada de ella. De pronto enfermo y me la encuentro en el mismo hospital en el que estoy internado siendo una doctora.
Además que quería investigar todo de ella por la fascinación que tenía al haberla encontrado. Por otro lado, no quería dejarme ver a mi hijo y de alguna manera tenía que empezar a hacer investigación de campo por que, si era padre, no quería perderme un minuto más de mi paternidad.
— ¿Su esposo? —preguntaron las dos al mismo tiempo parpadeando por la incredulidad que tenían de mi afirmación.
Asentí. Mostré el anillo del dedo anular en el aire.
— No sabía que la doctora Falero estuviera casa
