Los padres de Jackson se fueron y quedamos a solas él y yo. Estoy tomando mi ropa del sofá y puedo sentir la mirada de Jackson sobre mi, reúno todo mi valor y lo miro directamente a los ojos. Su mirada es fría y más seria de lo normal, pero por nada del mundo pienso dejarme intimidar y por lo tanto lo miro igual o peor de sería que él. —¿Tienes algo que decirme? —¡No vas a ir! —dice pausadamente con una voz severa como si estuviera dando una orden. —¿Me estás dando una orden? —pregunto con la intención de hacerle recordar la promesa que me hizo. La expresión de Jackson se suaviza y lo veo dar un largo suspiro. —No... Disculpa a verte hablado de esa forma, pero no me gusta que nadie se meta en mi vida, por favor no vayas a la cena de esta noche —pide con firmeza. Por un momento pie
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