CAPÍTULO TREINTA

1207 Words
DOMINIC   Ver a Alice de esta forma me genera una frustración enorme, sobre todo cuando pienso que pude haberme quedado un poco más afuera del edificio y podría haberla convencido de que se subiera al auto, así no se hubiese mojado y en este momento no estaría enferma, y por mucho que le he insistido que se vaya  a casa, ella sigue afirmando que se siente bien y puede seguir trabajando normalmente, pero no es así, su nariz roja y ojos acuosos son evidencia que tiene un fuerte resfriado.   Y no ayuda el hecho de que varios de los asistentes a la reunión no paran de lanzarle miradas lascivas cada vez que ella entra a la sala de juntas a traer algo o a darme algún recado, por lo que, aún sabiendo que es poco profesional de mi parte, empiezo a apresurar la reunión para poder terminar antes de lo planeado, y noto como algunos miembros de mi equipo me lanzan miradas confundidas, pero no dicen nada que me haga lucir mal y siguen la corriente, aunque no parecen muy felices con ello.   Tan pronto como la reunión finaliza y logro zafarme de algunos de los asistentes quienes pretendían quedarse a hablar conmigo un rato más, voy directo hacia Alice y le pregunto si ya se tomó la pastilla, pero mi voz sale un poco más dura de lo que pretendía y ella me mira con el ceño ligeramente fruncido, antes de asentir levemente con la cabeza, por lo que respondiéndole con un simple “okey” entro en mi oficina rápidamente y me dejo caer en el sofá.   Realmente no sé qué me pasa con ella, no sé por qué me importa tanto que esté enferma o no, cuando fui yo quien despidió a una asistente una vez cuando vino a trabajar estando enferma, pero con ella es diferente, todo es completamente diferente, e incluso pensar en que el imbécil de su novio la dejó esperando por tanto tiempo bajo la lluvia hace que me hierva la sangre, aunque sé que no tengo derecho a decirle nada al respecto, ni siquiera sobre el hecho de que le haya dicho a Kim que quien la iba a recoger era su hermano, una mentira bastante descarada y que además no tiene sentido.   ¿Por qué ella no tuvo ningún problema con decirme que estaba saliendo con alguien y no lo quería lastimar, pero sí lo oculta de Kim? ¿Qué pretende ella con esto? Y no puedo evitar pensar que tal vez quería darme celos, tal vez desquitarse porque piensa que el bebé de Zara es mío, y aunque al principio tenía toda la intención de aclarar la situación, después de que ella me rechazó con tan poca amabilidad, mi ego fue más grande que mi razón y decidí dejar que pensara en que tendré un hijo con la que también piensa que es mi novia.   Dios, que puto enredo en el que me metí.   -------------------------------------------------------------   Antes de que sea la hora del almuerzo, salgo hacia el restaurante más cercano a la oficina y ordeno una sopa de pollo para Alice y un sándwich club para mí, pues sé que ella probablemente no tenga ánimos de salir a comprar nada y al parecer es demasiado orgullosa para aceptar que necesita ayuda, por lo que es poco probable que le vaya a pedir a algún compañero que le compre su almuerzo, y sé que más de uno en la oficina estaría más que feliz de que ella les pidiera ir por su almuerzo, lo cual también es bastante molesto.   Jonathan me ha estado manteniendo informado de los rumores que han circulado en la oficina sobre nosotros, y también de cómo después del coctel de aniversario de la firma, Alice se convirtió en la nueva celebridad, con la mayoría de hombres fantaseando con ella y gran parte de las mujeres odiándola por esta misma razón, sé que es en parte mi culpa por haber sido tan evidente con mi trato diferenciador hacia ella, pero sé que se deben en gran parte al hecho de que ella se veía simplemente deslumbrante ese día, por lo que era casi imposible que las personas no se fijaran en ella.   Y aún con esto en mente, me dirijo de vuelta a la oficina después de que me han entregado la orden, y no es sorpresa llegar y encontrar a uno de esos buitres merodeando el escritorio de Alice y ofreciéndose a buscarle algo de comer, mientras ella parece bastante incómoda y se rehúsa a aceptar la ayuda, tal y como lo supuse, por lo que al verme caminar hacia su dirección, el chico se despide rápidamente y huye del lugar, dejando a Alice con una expresión confundida hasta que me ve de pie junto a ella, con el brazo extendido acercando el contenedor con la sopa hacia ella.   “Es sopa de pollo, te ayudará con tu enfermedad,” yo le digo y ella me mira con el ceño fruncido.   “No tenía por qué molestarse señor Pemberton, no tengo hambre,” ella me dice y yo ruedo los ojos.   “Tiene que comer algo, si se rehúsa a irse para su casa a descansar, por lo menos tiene que hacer lo posible para no parecer un zombie en frente de mis clientes,” yo le digo y sé, en el momento en que las palabras dejan mi boca, que tal vez fui un poco lejos.   Alice parece un poco ofendida con mi comentario y después de meditarlo por unos momentos, decide tomar la bolsa de papel del restaurante y ponerla sobre su escritorio, mascullando un “gracias” entre dientes, y yo vuelvo a mi oficina con una sonrisa de satisfacción al ver la forma en que su rostro se iluminó cuando olió la sopa y luego empezó a comerla con alegría.   No obstante, mi plan de ofrecerme a llevarla a casa se arruina en el momento en que recibo una llamada de mi hermana Daisy informándome que mi madre enfermó y tuvieron que llevarla al hospital.   “Esta vez parece grave, Dom,” Daisy me dice por teléfono, “Creo que deberías venir si es que quieres despedirte de ella,” mi hermana añade y sé que aunque suena un poco duro, ella tiene razón, pues mi hermana puede ser bastante odiosa a veces pero siempre se ha caracterizado por decir las cosas como son, sin adornos.   “Tomaré un jet privado esta misma noche,” le digo antes de despedirme y colgar la llamada, luego tomo mis cosas y salgo de la oficina, en donde veo a Alice escribiendo algo en su computador, entonces le digo:   “Alice, llama a Ralph y pídele que tenga un jet privado listo para mí lo más rápido posible, y tan pronto como tengas la hora del vuelo, llámame y déjame saber,”   “Sí, señor Pemberton, ¿cuántas personas viajan y hacia qué destino?” ella me pregunta.   “Sólo iré yo, voy a Londres,” le informo y ella asiente con una expresión casi triste, como si estuviese estado esperando a que le pidiera ir conmigo, pero este no es un viaje de trabajo, por lo que aunque quisiera llevarla, sería bastante inapropiado.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD