Charles le pidió a Marta un desayuno para dos con una gran sonrisa. —Hoy ha amanecido muy alegre señor. — él la miró aún sonriendo. —Así es, es como si fuera otra persona, una que después de muchos años está siendo algo de felicidad en su interior, es como sí un rayo de luz atravesara la oscuridad en la que he estado por muchos años. — dijo sincero, sabía que podía confiar en ella, esa pobre mujer había sido una víctima al igual que su madre, y si no huía o hablaba era porque simplemente Ella ya no tenía esperanza de nada bueno en la vida. —La señorita Avery es especial y me alegro mucho que se sienta así mi niño, se merece ser feliz, usted ha pasado por mucho en esta vida. — Charles abrazó a la anciana y besó la cabeza. — Al igual que tú, solo espero que algún día puedas ser libr