La tarde de hoy no he parado de atender en el lugar, soy una máquina en potencia, eso me ha ayudado a olvidarme de Silva y sus asquerosas manos en mí, y al parecer por lo que escuche en la cocina, no se ha presentado por acá hoy por asuntos familiares que le surgieron, eso me hizo muy feliz porque si lo veo sé que no podré defenderme, estaba tranquila limpiando unas vajillas, cuando escucho la voz de Cristian llamándome. -¡Rou! Mujer, estás como en otro planeta- -Discúlpame Cris, ¿me llamabas?-respondo parpadeando varias veces. -¡Por supuesto! Tengo como cinco minutos en eso- rueda sus ojos -El jefe quiere verte, está en la oficina- no puede ser, ¿ya está aquí? Por la cara que tiene mi compañero, supongo que la mía es de espanto, luego disimulo como puedo, no quiero levantar sospechas,