—Oye, Elliot. Roman dijo que podemos ir a comer —anunció Isaac limpiando sus manos con un trapo sucio. —Espera, quiero terminar de plantar las semillas —respondió agachado frente a un largo cajón. —¿No que íbamos a ir a buscar a Alex? —le recordó—. Si no sabe que vamos por él, se puede ir a comer con Jude o su padre. —Mierda, verdad —gruñó levantándose. —Deja que yo las termine, no creo que tarde demasiado —pronuncio quitándole el sobre con semillas—. Ve, adelántate que ya te alcanzo. —Solo termina de plantar esa hilera —indicó alejándose. Lavándose las manos, Elliot arrugó su nariz cuando contempló que las ampollas parecían haberse reventado dejando un círculo rojo. Tendría que mostrárselo a su pareja para ver si era normal. Colocándose los guantes y su bufanda, salió del pequeño i