Dante No sé qué me pasa, pero desde el primer instante en que la vi en ese lugar, cuando tropecé con ella, me hechizó con su belleza. Solo quería saber quién era. Cuando la vi bailar en ese escenario, quedé embrujado por sus movimientos, su sensualidad. Lo único que deseé fue tener ese cuerpo exuberante en mi cama, pero cuando la vi desnuda la anhelé mucho más. Desde el comienzo me di cuenta de que esos ojos esmeralda iban ser mi perdición, y es que ninguna mujer se convirtió en una obsesión, un delirio, un gran deseo, hasta querer tenerla de cualquier forma en mi lecho. Tenerla para saborear cada parte de ella. Tenerla hasta saciarme de su exquisito cuerpo de diosa. No puedo quitarme de la mente la imagen de esa mujer, sus labios, sus pechos y sus felinos ojos, pero más sus labios carn