Dante Me levanto temprano, como siempre cuando tengo un encargo importante, justo a las cinco de la mañana. De igual manera, nunca duermo tanto, estoy acostumbrado a solo dormir cuatro o cinco hora, hasta donde mis pesadillas me lo permitan. Abro la ventana. El frío penetra en mis pulmones. Así me despeja del todo el whisky que bebí la noche anterior. Desde la muerte de mis padres mis sueños se convirtieron en pesadillas, haciéndome luchar constantemente con mis demonios internos y exteriores, que asesinaron a mis viejos. No solo por eso se convirtieron en pesadillas, sino por la forma en cómo los mataron. Lo que más me dejó marcado fue haber presenciado todo y no haber hecho nada por ayudarlos. Es algo que nunca me perdoné y que cargo en mi consciencia. Aun después de ocho años no logr