Abril 2020 La carrera eclesiástica de Mónaco iba en ascenso, era el más joven y uno de los más queridos dentro de la comunidad. Los pobres iban a él en busca de consuelo y un poco de ayuda, los seminaristas nunca antes se habían relacionado tanto con el entorno social hasta que él tomó de forma independiente la conducción de proyectos que impulsarían un progreso significativo entre los jóvenes y ancianos en estado de indigencia en Avonado. Era lo menos que podía hacer, ¿No? Y él lo hizo, lo llevó a cabo ganándose felicitaciones no sólo del diácono, sino el cardenal incluso y eso fue un gran honor que le condecoró de forma silenciosa. Una invitación abierta que rodaba por radio y televisión, todos los indigentes de Avonado eran invitados a asistir a un evento sin precedentes en el que rea