Octubre 2020 La vida caótica de Natalia empeoró rotundamente con el paso del tiempo cuando tomó la decisión de salir un par de ciudades más allá en busca de un invierno distinto para pasarlo con su pequeña Tempesty quien hablaba y se comunicaba cortamente, era tímida y tierna, un encanto completo que aprendía lo mínimo en su día a día. Ambas vivían ahora en una especie de comunidad de drogadictos y gente problemática que juraba no serlo. Se llamaban a sí mismos “Los corderos”. Y en parte lo eran, directo al matadero. Las mujeres debían ganarse la comida, el techo y la ropa que vestían- ropa de segunda robada de alguna parte al azar- Mientras que los hombres de la “comunidad” se encargaban de el solvento económico diario para mantener comida y medicinas triviales que no cubrían más que u