Capítulo 9.

2911 Words
Janelle Hale. Aprieto el volante con fuerza, pisó el acelerador y salgo disparada de aquel lugar antes de herirlo. Ese mocoso me ha hecho enojar más que en mis veintiún años de vida, mis garras salen, cuando estoy por dar media vuelta y volver quitar su brazo de aquella loba y darle un maldito golpe que se acordará toda su vida. Es lo que más deseo, golpearlo para ver si así reacciona y deje las niñerias. Piso el freno escuchando como chirrían los cauchos, miró mi teléfono que no dejaba de sonar. Lo agarro, lo pongo en manos libres y vuelvo al camino. —Janelle .—La voz de Ares sale preocupada, eso basta para alarmarme. —¿Qué sucede? — —Atenea está en la tienda de Diana comprando su vestido pero .—Ese pero no me gusta —Llegó Antonella .—Mi enfado aumenta. –Voy para allá, deberías subirme el sueldo además de beta de la manada, mejor amiga, consejera, y hermana además de ser guardaespaldas y ahora mediadora.—Escucho su risa sin gracia. —Primero: no te p**o, segundo: eres rica y tercero: tu me amas y odias a Antonella .—Él cuelga y pisó el acelerador. Ya sabía yo que alguna loca ex de Ares volvería, pero tenía que ser esa precisamente, de todas las ex que existen, esa tuvo que volver. Antonella Morphy, princesa vampira, una sádica, perra y sociópata que está obsesionada con Ares desde niña, ella decía que él era su tua'cantante algo que nadie le creyó, pero ella se en caprichó con mi amigo y él en un momento de borrachera, gracias a unos brebajes de brujos se emborrachó hasta la médula y se metió con ella. Grandísimo error se volvió aún más loca de lo que era, espantaba a todas las chicas que se le acercaban y a mí me busco pelea más de una vez, él intentó salir con ella para dejarle las cosas claras, otro error, no lo dejaba en paz. Y el primer día de un hermoso y esplendoroso inicio de primavera ella llegó con toda su ropa, decía que se iba a mudar para estar cerca de Ares, que como compañeros debían estar cerca. Esos tiempos fueron terribles, más de una vez ella quiso anteponerse conmigo, doblegarme por ella ser de la realeza. Y ese maldito recuerdo de cómo intentó doblegarme clavandome sus colmillos en mi cuello aún está vigente en mi. Si él mocoso no llegaba a tiempo… Niego. Recordar eso no hace más que enojarme. Estacionó la camioneta, me bajó, me adentro y ahí la veo, viendo mal a mi amiga e intentando intimidarla. Me acerco y enrollo mi brazo con el de mi luna. —Hola preciosa .—Ella me mira y suspira tranquila. —Ella se ha acercado varias veces, pero los lobos que mandó Ares no la dejan .—Me explica y miro a los guerreros distribuidos por todo el lugar viendo cada uno de los movimientos de ella. —Tranquila, ¿ya tienes el vestido? —Cambio de tema, ella asiente con una sonrisa gigante y me jala. Nos acercamos a un vestido sumamente hermoso, blanco de mangas largas con encaje que cae sutilmente, es bastante grande la falda pero sencilla, la pedrería lo hace ver mucho más hermoso. —Por la diosa .— doy media vuelta y veo la abertura en la espalda, y una por un lado—Te verás como una diosa, Atenea, .—Sus mejillas se tiñen de rojo, el olor a basura me inunda y tengo que taparme la nariz, veo a Atenea, que está igual y con una mano en su panza, me coloco frente a ella cubriendo su cuerpo con el mío, cuando esa chupasangre se acerca. —Alejate ese vestido es mío .—Ella me mira, tengo que alzar la mirada y retarla, ella no me va a intimidar, le doy una rápida mirada a uno de los guerreros y él entiende, se acerca y toma el vestido. —No veo tu nombre ahí —Ella gruñe mostrando sus colmillos, sus ojos se tornan rojos intentando doblegarme, todo en mi grita que tiene que ser así, pero no lo hago soy una beta, la segunda al mando, mi instinto no será amedrentando, no de nuevo. Pero aún así me mantengo en guardia, con mis garras fuera. —¿Deseas que pase lo de la última vez? Si no fuera por Eros, tu parte animal hubiera muerto.—Gruño enojada, ella por un momento se estremece al igual que la chica detrás de mí. —Te recuerdo que solo era una niña y tú mayor que yo, mucho más .—La enfrentó—No soy la misma que la de aquella vez, así que muerta viviente, vuelve por dónde viniste, sabes que no puedes hacer nada aquí— Ella me da una mirada para luego enfocarse en la chica detrás de mí, me muevo rápido y la tapo, ella nos gruñe y sale con su séquito. Todo me da vueltas y rápidamente soy sostenida. —¿Estás bien? .—Atenea me observa preocupada. —Si es solo que estoy un poco aturdida nada más— Ella asiente, ambas esperemos hasta que todo esté listo y salimos de la tienda, me monto en la parte detrás de mi camioneta junto a Atenea. Llevo mi mano hacía mi cuello, dónde aunque no tenga herida se conserva su recuerdo. El recuerdo de cómo casi muero, ella intentando matar mi parte animal ella sabía que si eso pasaba yo hubiera muerto, por eso la expulsaron de la manada, pero por ser hoy la presentación de la luna, ella tiene permitido estar aquí. —¿Segura que estás bien? —Dirijo mi mirada hacia los ojos cafés de mi luna, todo rastro de temor y rencor se esfuma de mí con su sola presencia. —Si, solo son malos recuerdos .—Volteo la vista hacia la calle, los guerreros me ven por el espejo retrovisor, pero no soy capaz de devolverles la mirada. Soy una loba fuerte, pero lo que ella me hizo aquel día aún me carcome la mente, el miedo que sentí, al ver sus ojos rojos como la mismísima sangre espesa, oscura muy diferente a los ojos de mi alfa y de Eros, esos ojos decididos a matarme. Intento mantenerme despierta, pero no puedo, todo me empieza a dar vueltas, cierro los ojos y la negrura intenta absorberme. —Luna, lo que esa mujer le hizo a la beta, fue horrible por eso ella al impedir ser doblegada por su presencia, su instinto salió con poder y se intensificó, su cuerpo se canso. Esa vampira quería matarla, por esa razón su cuerpo colapsa cuando su instinto se interpone ante alguien con más rango .–Quiero decir que eso no es así, pero lamentablemente lo es, ella me hizo algo, me hizo débil, yo una loba con generaciones anteriores a mi que eran fuertes y no se dejaban intimidar ni amedrentar, yo los he deshonrado. Soy débil. —No eres débil .— la voz de mi luna la escuchó fuerte y llena de tranquilidad en mi mente —Eres muy fuerte, Janelle— Quiero hablar, pero mi cuerpo no me deja. La negrura me consume y me dejó llevar por ella. No sé cuánto pasa, solo siento unos brazos fuertes que me alzan con dulzura, me atraen a un fuerte pecho, inconsciente me acurruco más al dueño de ese pecho tan cómodo y caliente, sin yo querer me empiezo a restregar y escucho como está persona se ríe débilmente, quiero olerlo pero mis sentidos están totalmente apagados. Empiezo a ronronear cuando siento que me acarician la mejilla. Empiezo a escuchar voces cada vez que la persona que me carga camina. —No debiste dejar que ella fuera .—Escucho lo que alguien dice. —Lo se — No escuchó más nada, solo un gruñido proveniente de la persona que me carga, luego todo queda en silencio. Me restriego, quiero abrir mis ojos, pero ellos me pesan mucho, ronroneo y siento una superficie suave debajo de mí. —Duerme .—Quiero resistirme ante el mandato de esa voz, pero mis sentidos se apagan totalmente y me dejó llevar.  —Beta, ya todo está listo .—Asiento y sonrío, miro hacia donde está Ares y le hago una seña. Empiezo a caminar hasta colocarme en el pequeño escenario en el medio de la manada recibiendo las miradas de todos. Mi vestido se mueve sutilmente con el viento, mis hombros descubiertos se erizan debido al viento. Cargo un vestido sencillo color lila, cae sutilmente al suelo, con las mangas abajo de mis hombros, mi cabello recogido en una trenza llena de flores con una pequeña tiara como lo dicta la tradición. —Buenas noches, y sean todos bienvenidos a la manada Flor lunar .—Suelto mis feromonas demostrando quién soy —Hace miles de años la diosa luna, nuestra madre, vio cómo nosotros los lobos, como nuestros antepasados asesinaban cruelmente a los humanos y como estos nos cazaban sin piedad. Él dolor de nuestra luna fue inmenso, viendo como ellos destruían a una r**a ancestral y llena de vida y como nuestros antepasados destruían una r**a que poco a poco evolucionaba .—Empiezo a narrar nuestra historia —Así que tomando la dura decisión para así ponerle fin a esa masacre, convirtió a los lobos en humanos, pero eso no bastó, el miedo a lo desconocido tomo forma con poder, así que en un acto de amor, tomó la decisión de dar almas a su creación, la primera en ser bendecida fue una humana, proveniente de esas familias, su unión fue caótico, ellos no se odiaron, pero el amor prevaleció .—Todo el lugar se llena de alegría —Su amor quedó marcado en nuestros libros, en como una humana amo aún ser que se convertía en lobo, un animal, ese amor puro fue el que nos salvó a ambas razas de una extinción, hicieron tratados para prevalecer la paz, sabemos que ahora el ser humano no sabe de nuestra existencia, para ellos solo somos más que leyendas, mitos y cuentos narrados, pero nosotros existimos, vivimos entre ellos, desde nosotros los lobos, hasta el oso .—Miró hacia el rey oso, que baja la cabeza en señal de respeto —Hoy es una noche de júbilo, nuestra madre la diosa le ha concedido al Alfa Ares D'angelo un alma, su alma, su mate, un bella y hermosa humana— «La diosa una vez más nos demuestra que el amor entre nosotros y los humanos existe.—Miro hacia el rey de los leones —Así que, manada, Alfas, lunas y betas les presento a la ¡LUNA ATENEA!—Grito seguido de los demás. Doy un paso atrás quedando al lado de Eros, como el protocolo dicta al nosotros ser mates nos tomamos de las manos. Ares se acerca a su mate, con la corona en forma de una enredadera de flores de oro blanco, con incrustaciones de esmeraldas rojas en sus manos, Atenea se arrodilla. —Yo, Atenea Frost, desde hoy tomo el apellido D'angelo como mío, prometo guiar la manada junto a mi Alfa, ser su ayuda, su paz, y su hogar, seguir con las tradiciones y velar por el bien de la manada, prometo dar mi vida si es necesario por el bien y junto a mi Alfa protegerlos .—Ares, sonríe orgulloso colocando la hermosa corona hecha de oro blanco y esmeralda como Ares la pidió.—Somos familia, somos lobos, somos la creación de nuestra madre la luna, la diosa, nos protegemos y velamos por el débil, una manada unida es una manada invencible.—Recita lo que por años cada luna ha dicho. —¡QUE VIVA LA LUNA DE LA MANADA, FLOR LUNAR! —Grita Ares y nosotros les seguimos. A todos callar, yo paso al frente aún tomada de la mano de mi mate, ambos hacemos una reverencia demostrando lealtad y que nos aceptamos mutuamente y aceptamos a la manada, nos levantamos y ellos preceden a reverenciar aceptandonos. Al bajar me separó de Eros, sintiendo el vacío, el mismo que sentí al despertar, a lo lejos diviso a Antonella, todo mi cuerpo se erguía instintivamente. —Si dejaras el orgullo aún lado seríamos felices.—Ruedo los ojos y volteó a ver a mi mate. —Y si tú dejaras de jugar al gato y ratón y madurar seríamos la pareja del siglo, pero como ves la diosa no hace milagros— Él solo rueda los ojos y se aleja de mí, el enorme vacío se instala en mi pecho. Maldito lazo que me hace sentir sentimientos que no deseo. Veo como se acerca a sus amigos y entre ellos, Dolores y otra chica loba que nunca la había visto. Un nudo se forma en mi garganta y una débil lágrima rueda por mi mejilla al ver cómo le sonríe a ella. —Esto lo causas tú, diosa de pacotilla ¿Emparejarnos? ¿En qué cabeza cabe esa idea tan estúpida? En serio diosa ¿Por qué emparejar dos almas que se odian? Dos almas que no se soportan ¿Juntarlas? Solo a ti.—Murmuró bajo, gruñó y doy media vuelta. Doy media vuelta y caminó hacia el bosque, llegó al lago, me despojo de mi ropa y la tiara solo quedando en bragas y me introduzco al agua. Cierro los ojos y me dejo llevar por la tranquilidad. Abro mis ojos observando la enorme luna llena, está me cubre con su paz. Los vuelvo a cerrar cuando la primera gota de agua cae.. Salgo del agua, me muevo un poco para secarme y me visto, empiezo a caminar hasta llegar a la fiesta a lo lejos veo a Eros aún con su grupo y a esa loba tocarlo. Hago una mueca y sigo con mi camino. Esa loba está buscando quedarse sin manos. ¿Qué digo? Ese mocoso lo castrare así me evito algún dolor. Cuando estoy por llegar a mi destino, soy interceptada por él Alfa de la manada del sur. —Hola mi bella Jan .—Lo miró sin ninguna expresión y me adentro en la mansión, pero mi huida no se logra. —¡Sueltame!—Demandó. Él me suelta, pero sus feromonas salen dejándome aturdida, queriendo doblegarme, lucho y mis feromonas salen a relucir. —No eres digna de llamarte beta cuando eres fácil de someter .—Sus feromonas empiezan a asfixiarme y abro los ojos. —¿Cómo lo sabes? —Apenas digo. —¿Sabes? Es lo bueno de tener buenas amigas es que ellas te cuentan muchas cosas .—Lo miro y me sostengo rápidamente de la puerta. La aprieto con fuerzas, mis lágrimas ruedan por mis mejillas cuando él exige que muestre mi cuello, él no es mi Alfa. Niego una y otra vez. No es mi Alfa, me siento asfixiada y cuando intentó tomar aire se vuelve peor. Todo me empieza a dar vueltas, pero todo desaparece cuando esos brazos cálidos me abrazan protectoramente. Me gustan estos brazos, pero no la persona que es dueña, como quisiera quedarme con ellos para siempre. —Si no quieres que el tratado de paz se rompa déjala .—Abro los ojos un poco y veo como los ojos de Eros brillan en un rojo puro. —Él niño vino al rescate .—Se mofa aquel Alfa. —Este niño te puede matar así que te exijo que dejes a mi mate en paz .—Su voz se oye autoritaria. Su cuerpo me da fuerza así que logró colocarme en pie aunque todo me da vueltas. Siento cómo me carga y nos alejamos de aquellas asquerosas feromonas. —Soy débil, soy una beta que se deja dominar, aunque las Omega sean más susceptibles a las feromonas de cualquier alfa o ser de mayor rango ella pueden emitir un llamado —Aguanto las ganas de llorar —A mi solo me queda aguantar hasta que mi cuerpo colapse, soy una maldita beta — Por primera vez después de años, vuelvo a ser vulnerable. Eros no dice nada y eso me duele, se supone que es mi mate debe consolarme. Aunque nos odiemos y nos queremos matar por lo menos hoy, consolame imbécil. —Eros D'angelo .—Él me mira. —No .—Creo que piensa que lo voy a rechazar pero jamás lo haría aunque lo odie no puedo hacerlo, aunque lo quiera matar no puedo cometer esa traición —Duerme .—Esa voz ya la he escuchado. —Eres un desgraciado al usar tu voz en mi.—Mi voz se oye en un susurro. —Descansa —Él me acuesta –Si me llamaste, Janelle, tu tienes tu llamado de auxilio que solo yo puedo escuchar .—Él dice, pero me encantaría entender lo que dijo. Así que dejándome llevar lo último que siento es como alguien toma asiento en mi cama y luego nada.  ¿Cómo están? Aquí les traigo otro capítulo, espero y sea de su agrado. Tienen teorías sobre lo que le ocurre a Janelle. ¿Que opinan de Eros? ¿Opinión de Ares? Dejen sus votos y comentarios yo siempre los leo.. Nos leemos pronto...
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