Eros D'angelo.
No me gusta verla así, me parte el alma, maldición me volví un completo blando.
Me acerco a ella tranquilamente, no la deseo asustar, más al ver cómo su cuerpo tiembla y el olor de su tristeza de agonía a mi corazón, aunque nuestro lazo sea tal débil, siento en mi la tristeza, la confusión de ella.
—Soy una mestiza .—murmura.
No la abrumó, ella necesita estar tranquilidad y yo como su mate debo brindarsela, me acerco sentandome detrás de ella, pasando mis brazos por su cuerpo atrayéndola a mi con gentileza, no deseo que me aparte. Me deja abrazarla, su olor se impregna en mi, muerdo mis labios controlandome.
Vamos Eros controlate, no debes hacer un movimiento en falso o todo se caerá, nuestra relación es más débil que una casa hecha de hojas.
—¿Te disgusta que te mate sea una mestiza? ¿Ya me vuelves a odiar?—dice con ironía.
¿Odiarla yo? No.
Eso ya quedó atrás, odiar a la persona que se brindo como mate como compañera , no puedo odiarla después de verla y sentir sus lágrimas, su dolor y tristeza.
No puedo, yo a esta mujer no la puedo odiar.
—No .—La abrazó por detrás sintiendo como su cuerpo se tensa por mi contacto, lo único que me tranquiliza es el latir de su acelerado corazón.
Lo único que siente a través de nuestro vínculo es dolor y odio. Me jode tanto, me enferma, no sentir nervios o amor por mí.
Pero fue algo que busqué a pulso.
¿Quién lo diría? ¿Quién diría que un alfa se doblaría? Pero si es por ella no me importaría caer de rodillas ante ella, besar sus pies.
Mueve lentamente las fichas, haz todo lo que Ares te dijo.
Primer paso: Déjale saber lo que sientes.
—Jamás te volvería a odiar Jan, jamás. Sería un maldito loco si vuelve a caer tan bajo, ya estoy pagando las consecuencias de mi estupidez y de mi orgullo, estaba cegado no me di cuenta que tu querías llevar la fiesta en paz. ¿Odiarte? Ni en mis peores pesadillas. No me importa si eres mestizaje, humana, vampira, híbrida, humana o cualquier cambiaformas—
Por un momento siento algo, una llamada de amor, pero pronto es apagada.
No te rindas Eros.
—No lo entiendes, soy una mestiza Eros, soy una beta por generaciones mi familia ha sido de betas ¿Y ahora yo? Una mestiza, soy la beta de esta manada, soy la mano derecha del alfa, la segunda máxima autoridad, pero mi instinto intenta doblegarse ante otro, soy débil ¿Cómo puedo ser una beta? Si puedo caer ante cualquier provocación, además de todo eso, Eros mis ojos, ¿Los has visto? —
Me ve, puedo jurar que son los ojos más hermosos que haya visto.
Amarillo oro intenso y en el derecho su pupila de un azul intenso ligero, y la areola que conforma el ojo de azul, simplemente ella es una obra de arte.
—Son hermosos .—Sus mejillas poco a poco se tiñen de rojo.
—¿Por qué ahora mis ojos están así —
Esquivo su mirada, solo pocas veces sus ojos cambiaron.
—¿Qué escondes? —
Janelle no se percata de la forma en que estamos sentados, se voltea sin apartar la mirada, pasa sus piernas por mi cuerpo sentándose en mi regazo.
Nos miró, tragando grueso.
Esto tiene que ser una maldita broma, gruñó e inconscientemente la pegó más a mí.
Piensa en otras cosas, no en la forma que la tienes en tu regazo, puedo fácilmente bajar mis manos, subir su vestido, retirar hacia un lado sus bragas y…
No, no maldición.
Levantó la vista observando sus hermosos ojos que me miran con un brillo y diversión impropios de Janelle, mueve sus caderas lentamente.
Esto no me puede estar pasando a mí.
—¿Que me ocultas?—Lentamente y circular mueve sus caderas, aprieto con fuerza su cintura conteniéndome.
Ella está jugando conmigo, me encanta. La quiero joder.
—Cuando la vampira intentó matarte, cuando yo llegue imponiendome ante ella, defendiendote, tu ojos se tornó así, fue al tenerme cerca, al momento que me impuse como alfa, cuando llegue a ti aquél día que las sadhas nos atacaron y ahora. La primera vez nadie lo entendió, pero ahora sí lo hacemos, es al yo estar cerca, es cuando te aceptó y el lazo lo sabe, es cuando tú estás enfada.—Ella baja la mirada con una sonrisa.
¿Ahora porque sonríe?
—¿Por qué sonríes?—
—Por nada .—Se mueve lentamente.
Esto es un martirio.
—No te voy a tocar .—le digo —No hasta que me aceptes, hasta que me perdones. —La observo seriamente, decidió.
Flashback.
—Escúchame bien, Janelle va a intentar estar contigo,su instinto la va a guiar y más ahora que ella está vulnerable, así que por lo que más quieras no estes con ella Eros, no así cuando ella despierte, cuando vuelva en sí, te odiara por aprovecharte de su vulnerabilidad—
Fin del flashback.
Esa sonrisa no me gusta nada.
—Me importas tú, solo tu joder y por eso no me voy a aprovechar de ti ahora —
Ella asiente lentamente manteniendo la sonrisa.
Se sigue moviendo ella sabe cómo me tiene, como estoy apunto de reventar el pantalón y aún así sigue, me mira a los ojos, para meter su cabeza en mi cuello y gemir.
La aprieto más a mí.
¿Esto cuenta como aprovechamiento?
Ella es la que se está moviendo.
Tragó fuerte y gruño cuando sus dientes muerden mi cuello, rasga y lame.
Mi respiración se vuelve irregular, más al sentirla moverse con más fuerza.
Gime y yo gruño la lujuria me posee.
Me muevo con ella, la aprieto más a mí, ella me muerde, deja de moverse.
Intento controlar mi respiración.
Janelle se mantiene así hasta controlar la respiración, se levanta y el olor de su orgasmo me llena de satisfacción.
—Cuento contigo para que nadie me domine—
—¿Qué vas a hacer? —
—Aceptar ambas partes y encontrar la armonía—
Me deja allí sentado.
Parpadeo asimilando todo.
Me siento usado, bien usado.
¿Así es como se sentían las chicas cuando yo las dejaba al día siguiente?
Que mierda tan horrible, siento un hueco en mi pecho.
—Maldición .—Me revuelvo el cabello y me río con ironía —Tengo que discúlparme con varias chicas —
Soy un completo débil que está siendo cambiado por una beta que ni le para.
Por la diosa.
En serio me siento usado.
Me cambio rápidamente luego se lavarme en el lago, llevo mi pantalón en mis manos y camino hacia la casa cuando una molestia hace eco en mi corazón.
Odio, mucho odio.
Janelle.
Caminó rápidamente, siento el latir acelerado de mi corazón.
No, no, tengo miedo de perderla más al sentir dolor físico.
Paro y respirando profundo, me acerco pasando mis brazos por la cintura de mi mate, no puedo evitar negar, dejo un beso el frente de mi Jan sonriéndole.
—¿La eliges a ella? —Sus ojos se llenan de lágrimas.
Antes tal vez la hubiera consolado, pero no ahora, por su culpa Jan ahora me odia más, por su culpa ella no confía en mí y ahora estoy luchando para tenerla en mis brazos.
No puedo ser amigo de Dolores de nuevo, simplemente no puedo.
—No había que elegir, Dolores siempre fue Janelle lo sabes y ahora lo será más, ella es mía, mi mate y yo soy de ella .—Expresó con sinceridad.
—Pero yo creí .—Hace un puchero que no provoca nada en mi.
—Creíste mal .—dice mi chica ganándose una mirada de odio por parte de Dolores —Es mejor que te vayas, para que dejes de hacer el ridículo y colocar por el suelo —
—Rechace a mi mate por ti .—Me mira con dolor, no ella no hizo eso, mi mate se pega más a mí asombrada —Lo rechace hoy por ti, cuando supe quién era mi mate, yo lo rechace.—Sus ojos se llenan de lágrimas y nos dirige una mirada de odio.
—Hiciste algo que no debías hacer, jamás te di esperanzas Dolores .—Niego frustrado, ella hizo algo imperdonable.
Gruño cuando Jan se aleja de mí, la volteo a ver, abro los ojos al ver a Diego en el suelo.
No, no, no.
—No tenías que rechazarlo, ¿Sabes cuánto estaba esperando por hallar a su mate?—
Gruño con impotencia, Dolores tiembla en su sitio.
—Yo te quería a ti, siempre te he querido.— Intenta tocarme.
—No me toques maldita puta .—El enojo me consume, lastimar a Diego, mi hermano que la diosa se ampare de ella —Pero yo a ti no, jamás te he querido y jamás te querré, si nunca te caso ¿Por qué te ilusionaste? —
—Eros .—Intenta besarme.
—Alejate .—La empujó.
Es la primera vez que le pongo la mano encima a una mujer de esta forma.
Diosa perdóname.
—Hermano —
Diego respiración acelerada mente, toma una respiración profunda con una débil sonrisa.
—La diosa puede ser una maldita perra cuando ella quiere —
—Ella siempre es una perra .—Janelle lo hace reír, sus lágrimas mojan la camisa de mi mate, me pican las manos, quiero separarlos, pero no puedo hacer un acto de celos ahora.
—Desde hace mucho se que ella es mi mate, oculté mi olor, sabía que ella estaba obsesionada contigo, maldición el dolor me quemaba todo los días, al sentir como estaba con otros, al sentir los sentimientos intensos que tiene por ti, cada día mi corazón se agrietaba más, pero cuando supiste que Janelle era tu mate, cuando decidiste aceptarla sin presionar creí tener una oportunidad, yo crei .—Llora con dolor, mi mate lo abraza dejando que sus feromonas lo envuelvan.
Eros solo por hoy, controlate.
Tengo dos sentimientos contradictorios, maldición.
—Ella me rechazó, ella me dijo que yo, que yo soy inservible, me usó, se acostó conmigo y me dejo, me trató como un perro, ella, ella, me usó cuánto quiso, yo fui .—Su respiración se acelera.
—Diego mírame .—El miedo a perderlo me aterra.
Cómo podemos lo cargamos hasta la casa, ahora los celos pasan a segundo plano, mi mejor amigo me necesita.
Apenas tocamos la entrada de la casa Ares llega a nosotros con su camisa suelta y el cierre bajado.
—Ares .—Gruño cuando Janelle desvía rápidamente la mirada, Ares lo entiende y se arregla rápidamente.
—La maldita loca lo rechazó luego de usarlo, luego de violarlo, lo trató como un perro Ares, como si él no valiera nada .—Mi mate gruñe.
—Primero tenemos que curarlo, ya luego decidimos qué hacer con ella —
—Quiero su cabeza —
—No .—Diego niega con miedo.
—No ahora, si ella muere posiblemente Diego también —
Él asiente hacia mí agradecido, ella puedo rechazarlo, pero falta tiempo para que el lazo se desaparezca y cuando eso pase, yo mismo le dejó a Dolores en bandeja de oro a mi mate.
—¿Tú me querías rechazar?—
La tomo por el brazo cuando intenta seguir a Ares.
—Eros ahora no es el momento —
—Lo se, pero esto es algo que me está carcomiendo desde hace tiempo ¿Tu me querías rechazar?—
Ella aparta la mirada, solo esa acción hace que mi corazón se parta.
—Jamás, yo jamás te rechazaría, eres mi mitad, mi mate, la persona creada para mí, Eros eres mío .—Me observa, sus ojos brillan con intensidad.
Me acerco tomando su rostro entre mis manos, dejando un beso en sus labios, un delicado beso que expresa todo lo que siento por ella.
Sin decir nada nos separamos, empezamos a caminar hacia donde Ares se llevó a Diego.
Y se que esto nos hizo cambiar a ambos, lo sé al ver la mirada de mi mate.
Llegamos al cuarto, me mantengo al margen, es mejor que él por ahora no me mire, sus gritos me hacen apretar mis manos con impotencia.
Esto es mi culpa.
—No es tu culpa .—Mi padre palmea mi hombro.
Ambos nos mantenemos en silencio, en el pasillo.
—Duele .—Su grito retumba por toda la casa.
—¡POR FAVOR YA! —Grita.
No me puedo imaginar el dolor que él está sintiendo justo ahora.