Punto de vista de Kyra
-¡Kyra! -Mi hermana mayor, Lisa, gritó desde abajo. Estaba en mi dormitorio leyendo una revista que había encontrado en el sofá de abajo.
No tenía el poder de responder porque obviamente era una de sus rabietas. Siempre fue el juego de tortura de Kyra en esta casa.
-¡Kyra London Casella! -gritó. Probablemente ahora estaba subiendo las escaleras. Los miembros de mi familia que me llamaban por mi nombre completo significaban fuego. Lo había pedido de todos modos, pero ¿era realmente necesario responder a una llamada de regaño?
En dos minutos mi puerta se abrió revelando a Lisa.
-Te he estado llamando durante años, pero has estado aquí todo el tiempo fingiendo que no podías oírme, Kyra, y qué demonios estás haciendo con mi revista. Pensé que te advertía que no tocaras mis cosas sin mi permiso -siseó arrebatándome la revista dejándome marcas en la mano con sus largas y caras uñas.
Como si el drama no fuera suficiente, mi madre, Flavia Casella, hizo su entrada con su otro hijo, también conocido como el hermano gemelo de Lisa, Layton, justo detrás de ella. Sálvame, Señor.
-¿Podemos conseguir la paz en esta casa? ¿De qué se trata el alboroto ahora? -preguntó mamá.
Permanecí en silencio mirándolos. No quería ningún problema.
-Creo que ya es hora de que te deshagas de Kyra, madre. Ya no la soporto. Tienes que actuar -acampanó Lisa doblando los brazos.
-Kyra, ¿qué has hecho esta vez? -mamá me pidió disparar.
Por supuesto, en términos de tomar partido, mi madre siempre favoreció a sus dos mayores.
-¿Siempre tiene que ser mi culpa por algo que no hice mamá? -Le dije mirándola suavemente a los ojos.
Si a alguien se le oliera la teoría de que no era mi madre biológica y que no eran mis hermanos biológicos, les creería sin pensarlo dos veces.
-Muestra algo de respeto a tu madre, Kyra -advirtió Layton escribiendo algo en su teléfono. Era como el resto.
-¿Alguna vez me respetan? Es como si tuvieras dos hijos y yo no fuera nadie en esta casa.
-¡Sí, eso es lo que eres! ¿Pensabas que eras una princesa? Me das asco. No te pareces a nada digno de Casella. Eres una vergüenza para nuestra familia -me escupió Lisa venenosamente.
Me dolió. Me dolió mucho. Sí, sabía que ese era el caso, pero no tuvieron que frotarme la cara. Mis ojos ya habían brotado lágrimas que amenazaban con derramarse.
-¿Por qué? ¿Qué he hecho mal? ¿Qué hice para merecer todo este odio de tu parte?
Mis ojos estaban llenos hasta el borde de lágrimas, pero no los desconcertó ni un ápice.
-Papá murió por tu culpa, Kyra. Fue pura culpa tuya. Ojalá hubieras sido tú quien muriera en ese accidente, no él. Nunca te perdonaremos por arrebatar al mejor padrino de este planeta -me escupió Layton.
Si hubiera estado cerca de él, me habría dado una bofetada fuerte.
-¿Cómo se suponía que iba a saber que nos estrellaríamos ese día? -me defendí.
-Fuiste terca para salir, Kyra. Tus rabietas infantiles me costaron a mi marido.
-Pero...
-¿Alguien te ha dicho alguna vez lo irritante que es tu voz? Tu voz es muy baja y se rasca. Tal vez deberías intentar hablar menos porque estoy segura de que nadie estaría interesado en escuchar tu voz -aconsejó Lisa y salió sin esperar mi respuesta.
Mamá y Layton siguieron su ejemplo golpeando la puerta.
Sentí un bulto inexplicable en mi garganta. Caí en el suelo y mis lágrimas se derramaron involuntariamente por mis mejillas.
Estaba sangrando por dentro. Tal vez tenían razón. Tal vez fue culpa mía, pero nunca lastimaría a mi mejor amigo y superhombre en todo este planeta.
Gerald Casella era mi todo. Recordé su muerte todos los días como si fuera ayer. Todo había sucedido tan rápido que ni siquiera tuve la oportunidad de despedirme o de intentar salvarlo.
Me salvó, pero no pudo salvarse a sí mismo. La culpa que sentí fue intensa.
Antes de su muerte, todo era perfecto. Éramos la familia perfecta. Yo era la chica de papá y la favorita de todos. Yo también solía sonreír, reír y ser el alma de la fiesta.
Su muerte fue un viento de cambio. Lo perdí todo ese día. Perdí a mi familia, mi ser interior, la esperanza misma y mi voz también.
Ya no podía levantar la voz porque cuando el coche estalló en llamas grité tan fuerte que me dañé la garganta. De todos modos, no tenía confianza para hacerlo.
A veces desearía haber muerto en su lugar. No podríamos vivir el uno sin el otro. Me estaba muriendo por dentro.
Ya habían pasado cinco años y todavía lo echaba de menos todos los días.
Me limpié las lágrimas y abracé mis rodillas temblorosas recordando todos los recuerdos.
Ojalá pudiera retroceder en el tiempo.
Lisa y Layton tenían veintiséis años, siendo Lisa una top model con belleza y cerebro. Tenía todo lo que una señora necesitaba. Actualmente era la modelo mejor pagada del estado.
Layton se había hecho cargo de la empresa. Fue el nuevo CEO. Era muy popular, exitoso y precioso. Era popular entre las damas, especialmente entre las modelos de la misma clase y las empresarias.
Flavia Casella, mi madre, era m*****o de la junta directiva de la empresa y dirigía una exitosa boutique en la ciudad. Era muy rica y todo era puramente por trabajo duro. Tenía el aspecto típico de Casella y parecía más joven de lo que su edad decía.
Entonces yo. Kyra London Casella. Llámame oveja negra. La impopular. A la edad de veinticinco años, no tenía nada y, lamentablemente, nadie. Fui educada, pero tuve que encontrarme un trabajo. Nunca salí en público para evitar avergonzar a mi familia perfecta.
Respiré hondo y me levanté. Durante cinco años había estado esperando esa luz al final del túnel. ¿Dónde estaba?
Tres horas más tarde, alrededor de las dos de la tarde, Lisa irrumpió en mi habitación con una sonrisa brillante pegada en su hermosa cara.
Incómoda. Ella sostenía una caja grande que dejó y corrió a abrazarme. Me abrazó tan fuerte que casi pensé que mi Lisa había vuelto, pero un pensamiento me llamó la cabeza. Era Lisa Casella. Un paquete lleno de sorpresas.
-¿Adivina qué Londres? -Exclamó con entusiasmo.
Todos solían llamarme Londres cuando mi padre estaba vivo. Esta fue la primera vez en cinco años.
-¿Qué? -intenté sonar emocionado.
-¿Adivina quién se va a casar esta noche? -Exclamó emocionada.
Mis ojos se iluminaron por primera vez en años. La retuve emocionada.
-¡¿Qué?! De ninguna manera. ¿Te casas? No sabía que estabas en una relación seria.
En serio, no lo sabía. Era mi hermana. Tuve que estar emocionado por ella a pesar de todo. Siempre le he deseado lo mejor.
-¡Oh, por favor! ¿Siempre tienes que ser tan estúpida? Nunca me casaría ahora -dijo poniendo los ojos en blanco.
-Entonces, ¿quién se va a casar?
En serio, ¿con quién estaría tan emocionada Lisa? ¿Una de sus amigas? Pero, ¿cómo me preocuparía eso?
-Eres una tonta. Esta noche por fin estarás fuera de nuestras vidas. Sin ofender, cariño.
¿Yo? Mi sonrisa cayó y sentí que mi corazón se hundía. Pero no estaba viendo a nadie. Parecía desconcertada.
-No me des esa cara. Prepárate para la ceremonia. Es algo pequeño y sencillo, pero la recepción pronto será grandiosa. Todo lo que una novia necesita está en esa caja. A las 5 p.m. en punto, Layton vendrá a buscarte. Si necesitas mi ayuda, estoy más que disponible.
-No lo entiendo.
-Por supuesto, no lo entenderías. Te estás casando con el famoso rompecorazones y multimillonario Jayden Montero. Vivirías bajo una roca para no conocerlo. Tienes mucha suerte, cariño. Por último, eres el centro de atención.
-Todavía estoy perdida.
Para que conste, era paciente conmigo, pero estaba empezando a perder el hilo.
-Es un matrimonio arreglado. Un contrato de un año entre los Casellas y los Monteros. Tú eres la novia. Ustedes no están comprometidos, por supuesto, pero para el mundo, ustedes han estado comprometidos durante tres meses y ahora darán el Paso . Así que básicamente fue un asunto secreto. Es un contrato para cosas de negocios que no entenderías.
Lisa explicó la situación. Por supuesto, para ella, no tenía ni idea de cómo funcionaba nada, excepto ser inútil. Tragué duro.
-No me casaré con un extraño. Tengo derecho a elegir a mi pareja -le dije haciendo todo lo posible para parecer segura e inquebrantable.
Lisa se burló y escaneó mi cuerpo.
-Como si alguien quisiera ser elegido por ti. No hay debate sobre este caso. No pierdas el tiempo.
-No me casaré -hablé con firmeza y cerrando los puños.
Estaba cansada de que me controlaran.
De repente, sentí una fuerte picadura en la mejilla. Me picó tanto que tuve que poner la mano sobre esta.
Lisa me había dado una bofetada rotunda. Una de sus mejores. Dejó un ribete rojo y su anillo me había cortado justo debajo de mi ojo. Estaba sangrando.
-¿Algo más que decir? -preguntó mirándome bruscamente.
Agité la cabeza, no. Me asesinaría si dijera algo más.
-Perfecto. Vístete -respondió y se fue balanceando su elegante cola de caballo.
Sentí que un líquido caliente me corría por la nariz y me limpié con la mano. Estaba sangrando. Rápidamente fui al baño y me limpié.
Quince minutos después estaba en mi cama escaneando mi vestido. Era precioso, pero no quería estar en él. ¿Por qué yo?
¿Quién era esta persona de Jayden? Así que era como vivir bajo una roca porque no sabía nada de él. Prácticamente no conocía a nadie.
Rápidamente saqué mi portátil y lo busqué en Google.
Había varios artículos sobre él y el reciente tendencia sobre su compromiso secreto.
No tuve tiempo para todas esas tonterías en este momento. Tuve que ver su cara al menos, así que me apresuré a ver las imágenes y había toda una galería de él.
Vale, así que estaba sin palabras. Mi corazón soltó un latido al instante. Un color alienígena invadió mis mejillas y sentí una sonrisa en mis labios.
Nunca creí en el drama del amor a primera vista, pero esta obra maestra que estaba mirando me había hecho sentir cosas que nunca antes había sentido. ¿Cómo podría ser tan perfecto?
Leí unos tres artículos sobre él y estaba convencida de que tenía una buena reputación con las damas en términos de respeto.
¿Así que este tipo de Jayden iba a ser mi media naranja? El pensamiento en sí me hizo sentir cosas inexplicables.
¿Fue bueno que de repente me emocionara casarme?
Mis instintos me dijeron rápidamente que pusiera esfuerzo en mi aspecto de inmediato. Tuve que impresionarlo. Mi primera impresión tenía que ser perfecta.
Un año de matrimonio. Me aseguraría de que funcionara como gancho de ladrón.
Finalmente, luz al final del túnel. Finalmente, mi príncipe encantador estaba aquí.
Sí, estaba emocionada, pero ese pensamiento persistente me molestó.
¿Aceptaría el multimillonario caliente una mujer de vergüenza socialmente incómoda como yo?