— Te equivocas. — Respondió separándose de mí, con cierta pedantería. — En realidad, en la naturaleza, el león solo caza si no tiene otra opción, por necesidad… Las verdaderas cazadoras aquí, son las leonas. Remató muy seria, señalando con un movimiento de la cabeza hacia una pequeña mesa, cerca de la pista de baile, donde dos hermosas y sensuales chicas tomaban unos tragos, al tiempo que meneaban su cuerpo al ritmo de la música, mientras miraban fijamente en dirección a mí. Miré unos segundos a las chicas que señaló y me volví hacia ella, sin saber qué decir. A falta de palabras, ella continuó. — Crees que eres un conquistador, un cazador y que todas las presas, o en este caso, mujeres, deben caer ante ti… Lamento decepcionarte, pero no estoy interesada… — Yo la observaba fijamente co