Edahi Después de la formación matutina, regreso a mi oficina para continuar con mi trabajo. Mi escritorio está decorado con fotos de mi familia, mis padres, mis hermanos y una en particular que siempre me hace sonreír: una foto de Donatello cuando era bebé. Es imposible negar que fue el bebé más hermoso que jamás haya visto, con su carita angelical y esos grandes ojos grises que parecían observar el mundo con asombro. A pesar de las complicaciones que a veces trae a casa, no puedo evitar sentir un amor profundo por mi hermanito, y recordar esos momentos tiernos de su infancia me llena de cariño y nostalgia. Intento concentrarme en mi trabajo, que consiste en terminar mi diseño de la nueva aeronave de caza con la que aspiramos ganarle de una vez por todas a los pinches gringos y entrar