Mis manos temblaban y escuchaba las palabras de la psiquiatra como bullicio, pero a la vez eran relajantes gracias a sus palabras “estás a salvo”, “tranquila”, “todo está bien”. Terminé tomando un poco de agua para intentar calmarme. Cuando ya no lloraba y me veía algo relajada, la doctora Clara me informó que Carl y yo nos habíamos visto por casualidad, que él llevaba tres meses yendo a terapia con ella, así que no había sido algo planificado por mi psicóloga o por ella. Me sorprendía que la psiquiatra sabía cuál era mi historial y también mi nombre, aunque imaginé que ya debía haber leído mi historial médico antes de la cita. Pero… ¿cómo pudo relacionar todo con Carl al instante? Después, recordé cómo me comporté y lo que dije mientras estaba en el ataque de pánico. —Por favor, no d