Dejo salir un suspiro, froto mis ojos y siento la pesadez en mis hombros por el estrés acumulado en mis músculos de la espalda. —Hace mucho que tengo una pregunta —suelta mi padre de repente. Volteo y lo observo con los ojos cansados y algo irritados. —Ese tipo… ¿cómo terminó acosándote? —indaga con voz bastante seria. —No lo sé… —respondo con sinceridad— De un momento a otro, cuando quise reaccionar, él ya estaba siguiéndome, veía su silueta entre las sombras —mi voz comienza a helarse y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo—. Era horrible, papi, podía sentir que me seguían los pasos cuando volvía de clases; por eso terminé pidiéndole a Walter que me esperara afuera de la universidad y por eso comenzó a sospechar. —Ya —aceptó—. Pero no entiendo, ¿cómo ese…? —le dio un pequeño