Fue sumamente incómodo el pensar que mi círculo social más cercano conocería a Carl, pensaba que estaba siendo demasiado cruel con Walter al reemplazarlo sin mucho tiempo de haberse marchado. Estaba yendo demasiado rápido, corría y ese no era mi estilo. Claro que sentía que iba a la velocidad de Carl, que todo se estaba tornando de un color oscuro no característico mío. En todo el trayecto en el bus Carl estuvo serio, me respondía lo que yo decía con respuestas cortantes y en ningún momento quiso soltarme la mano. Al llegar a la casa de Pablo, al encontrarme en el portón, vi que Stela estaba esperando en frente de él a que le abrieran. Al verme sonrió ampliamente y caminó animosa a saludarme, ignoró por completo que yo estuviera acompañada de un hombre y me dio un fuerte abrazo, despué