Blake.
Por alguna razón, el que Austin me llamara un viernes por la noche para avisarme del supuesto brunch de hoy, me hizo preguntarme qué está pasando con él realmente.
Después de más de tres días sin respuestas, sin visitas sorpresas, ni siquiera llamadas para pedirme que fuera a almorzar con él, fue extraño el que me necesitara justo para un brunch, pero dado que para esto se me paga, lo único que hice fue aceptar y colocarme uno de los vestidos que compró gustosamente para mí.
Su familia, quienes han demostrado ser de mucha clase, son los que me llevan a escoger un vestido azul marino ceñido en las partes correctas y suelto en la falda que llega hasta debajo de las rodillas, con un escote medio pronunciado y tacones negros para combinar con el bolso que escogí. Y como si fuera e
