CAPÍTULO QUATRO
La luna llena brillaba arriba de Kyle, haciendo que los árboles que se alineaban en la calle suburbana de la casa de Vivian se vieran como esqueletos. Se lamió la sangre seca de los labios, saboreando su sabrosa caza, recordando la expresión de miedo y terror de Vivian. Y eso le dio fuerza. Ella, decidió, sería la primera de muchos, la primera víctima en el ejército de vampiros que estaba a punto de crear.
La preparatoria. Sería su próxima parada. Tenía un deseo ardiente de encontrar a la chica que lo había convertido -Scarlet. Tal vez estaría allí, o alguien podría saber dónde estaba.
Si no, estaría bien de todos modos pues habría un suministro sin fin de chicos para convertir. Desde el banquete con Vivian, se había engolosinado con el sabor de los adolescentes, y le gustaba la idea de tener un pequeño ejército obediente que lo siguiera. Más que eso, le gustaba la idea de causar estragos en esa ciudad y en el mundo.
Kyle comenzó a correr por la banqueta, y luego se detuvo en seco y se rió para sí. Se acordó de que ahora era un vampiro, con la fuerza y la habilidad por encima de lo que un humano podría soñar, y lo más importante, tenía la capacidad de volar. Era lo único que no había probado todavía. Y ahora quería sentirlo todo, y sentirlo completamente. Quería elevarse al cielo y mirar hacia abajo a esas insignificantes hormigas con sus pequeñas vidas sin brillo. Quería precipitarse hacia ellos y cazarlos como un águila capturando su presa.
Sonrió para sí mientras daba dos pasos grandes y se elevaba en el aire.
Fue estimulante. El viento pasaba junto a él, revolviéndole el pelo mientras volaba más y más alto en el cielo. Debajo de él, podía ver las pequeñas luces parpadeantes de la ciudad. Pensó en todas las personas en sus hogares, ignorantes del infierno que estaba a punto de desatar. Se rió para sí, imaginando el caos que estaba a punto de crear. Nada le daría más alegría que destrozar todas y cada una de sus vidas.
Pronto Kyle vio la escuela preparatoria a lo lejos, muy por debajo. La policía había establecido un bloqueo alrededor de un área grande de la zona, incluyendo cada camino que llevaba a la escuela. Cada camino estaba lleno de patrullas de la policía.
Idiotas, Kyle pensó mientras volaba directamente sobre ellos sin ser notado.
Eran presa la ignorancia por sus limitaciones. Era claro que la idea de un vampiro asesino suelto era demasiado para sus pequeños cerebros, por lo que en lo había bajado de categoría a sólo un asesino suelto. No tenían ni idea.
Cuando Kyle se acercó a la entrada de la escuela, vio los trozos de cinta policial aleteando con el viento donde los dos hombres habían tratado de dispararle. Vio su propia sangre sobre el cemento. Apretó los puños y pensó en que ahora nadie podía detenerlo. Ahora, era inmortal. Ni coches, ni balas, nada podía detenerlo.
Entonces, decidió entrar por la entrada trasera. Bajó sobre el campo de atletismo, donde había una práctica de fútbol bajo el resplandor de los reflectores, y se escondió entre las sombras. Usando su vista súper aguda, enfocó en las patrullas de policía aparcadas tan solo a la vuelta de la calle, con la idea de que estarían fuera de vista. Tal vez, Kyle pensó con una sonrisa, estaban fuera de la vista de un ser humano. Pero no de un vampiro.
El lugar estaba en completo desorden. Había vidrios rotos y basura desparramados por todo el pavimento. Se preguntó cómo pudieron convencer a los niños a permanecer en la escuela. Era que no quería saber, de nuevo, pensó.
Se paseó hacia las puertas cerradas del gimnasio, concluyó que era el mejor camino para entrar a la escuela. Allí, pudo notar, también había mayor vigilancia. Kyle vio que habían colocado a un tipo corpulento junto a las puertas, incluso era más grande que él. Era el tipo de guardia de seguridad que sería más fácil encontrar en un club nocturno del centro que en una escuela preparatoria. Kyle solo sonrió para sí, saboreando el reto de hacerse cargo del hombre.
Con confianza, se paseó hasta donde estaba el guardia de seguridad, mientras notaba cómo la mano del hombre se deslizaba hacia su cintura. Kyle supuso que estaría alcanzando ya sea una pistola o un walkie-talkie de radio para pedir refuerzos. Nada de eso perturbaba a Kyle. Las armas no podían matarlo e incluso ni un centenar de agentes de policía no podrían hacer nada para detenerlo.
"Tienes el descaro para volver", dijo el guardia de seguridad mientras Kyle se acercaba a él. “Te están buscando. Todo el personal de policía y de seguridad de la ciudad tienen tu foto. Toda la ciudad te está buscando.”
Kyle sonrió y extendió los brazos.
"Y, sin embargo, aquí estoy", respondió.
El guardia de seguridad trató de ocultar la preocupación en su rostro, pero Kyle pudo notarlla.
"¿Qué quieres?", preguntó, su voz estaba temblorosa.
Con la cabeza, Kyle señaló las puertas del gimnasio. Podía escuchar el ritmo palpitante de la música que venía del interior e imaginaba a todas las porristas adentro, en la mitad de su práctica. Quería convertir a todas y cada una de ellas.
Kyle se acercó al guardia de seguridad y lo agarró por el cuello, levantándolo muy por encima del piso. A pesar de que era más grande y más alto que Kyle, la fuerza de Kyle era mayor. El hombre se sentía que pesaba como apenas un niño.
"Quiero hacer un ejército," Kyle susurró en el oído del hombre.
El hombre dejó escapar un gemido estrangulado mientras daba patadas. Kyle inclinó la cabeza hacia abajo y mordió el cuello del guardia de seguridad. El hombre trató de gritar pero el Kyle le estaba agarrando el cuello con demasiada fuerza. No hizo ningún sonido mientras se le drenaba la sangre del cuello.
Kyle dejó caer el hombre, sabiendo que había creado su segundo vampiro. Cuando se despertó, renacido, estaría en su ejército.
Soldado número dos.
Kyle abrió las puertas del gimnasio y la música fuerte estalló junto con el olor a sudor y los gritos de las chicas que estaban en la práctica.
"¡Hey!" gritó una chica desde las gradas. "No puedes estar aquí."
Llevaba el mismo equipo de porrista que el resto de las chicas. Ella precipitó hacia Kyle y se detuvo frente a él, mirándolo hacia arriba con el ceño fruncido.
"¡Fuera de aquí!" ella le exigió.
Kyle la ignoró.
“¿Conoces a Scarlet Paine?", él dijo.
Ella hizo una mueca. “¿Ese monstruo? Yo sé mucho de ella.”
Detrás de la chica, las otras porristas se volvieron para ver lo que estaba pasando.
"¿Dónde está?", preguntó Kyle.
La chica se encogió de hombros.
"¿Cómo voy a saberlo?", dijo.
Kyle se lanzó hacia delante y la agarró, elevándola por encima de su cabeza. Las otras chicas comenzaron a gritar.
"Si alguna de ustedes sabe donde está Scarlet Paine," Kyle les gritó, “les pido que mejor hablen ahora."
Las porristas se hicieron para atrás. La chica que Kyle sostenía sobre su cabeza se retorcía. Sólo una de las muchachas que estaban mirando fue lo suficientemente valiente para decir algo.
"No sé dónde está," ella dijo, temblando. "Sin embargo, sus amigas Becca y Jasmine están en el coro de la escuela. Están practicando al final del el pasillo.”
Kyle entrecerró los ojos hacia la chica. "¿Estas diciendo la verdad?"
Ella apretó los labios y asintió.
Finalmente, Kyle bajó a la chica que estaba luchando en sus brazos. Ella corrió con el resto de las chicas y se juntaron en torno a ella, buscando protegerla, algunas estaban llorando.
Kyle se acercó a la pared y, de un tirón, bajó una escalera. Arrancó una de las piezas largas de madera y, deslizándolas por las asas, aseguró las puertas del gimnasio.
“Que nadie se mueva," ordenó a las chicas aterrorizadas.
Todavía quería convertirlas, pero primero tenía que seguir la pista.
Cuando salió del gimnasio y entró a los pasillos de la escuela, aun podía oír su llanto ahogado. A pesar de las trifulcas y disparos que habían ocurrido más temprano, el lugar todavía estaba lleno de niños. Kyle se rió para sí al darse cuenta de que debieron pensar que rodeando la escuela con patrullas sería suficiente para mantenerlo lejos. Estaban tratando de mantener todo en la normalidad para no asustar a los niños ni a los padres de la comunidad.
"¿Qué tan tontas pueden llegar a ser estas personas?" pensó Kyle para sí mientras sonreía.
Kyle se acercó a un grupo de chicos de aspecto alternativo que estaban pasando el tiempo junto a los casilleros. Se veía como la clase de niños con quienes habría estado dando vueltas si estuviera en la escuela, el tipo que abandonarían sus estudios sin haber obtenido su diploma y estaría destinado a trabajar en bares por el resto de su vida.
"Amigo," uno de los muchachos dijo, empujando con el pie al chico junto a él. "Mira el vagabundo."
Kyle se acercó al grupo y dio un puñetazo en los casilleros junto a ellos, hundiéndolos. El grupo saltó de sorpresa.
"¿Cuál es tu problema, hombre?", el muchacho dijo.
“La práctica de coro," Kyle gruñó. "¿Dónde es?"
Una de las chicas del grupo, una gótica de pelo largo y n***o, dio un paso adelante. “Ni creas que vamos a decirte."
Antes de que el grupo pudiera parpadear, Kyle había agarrado a la chica y la había atraído hacia él. Hundió sus dientes en su cuello y succionó. En cuestión de segundos, la chica se desvaneció inerte en sus brazos. El resto del grupo gritó.
Kyle dejó caer a la chica al suelo y se limpió la sangre de los labios con el dorso de la mano.
“La práctica de coro", él repitió. "¿Dónde es?"
El chico que había hablado primero señaló con un dedo tembloroso al final del pasillo. A su lado, dos de sus amigas estaban llorando abrazadas, sus miradas asustadas estaban fijas en el cuerpo de la chica muerta.
Kyle ya se iba pero, no había dado sólo pasos, cuando se dio vuelta y cogió a las dos niñas que estaban llorando. Mordió a una, luego a la otra, la sangre drenaba de sus cuellos al tiempo que sus gritos de dolor, finalmente, se callaron. Las dejó caer, pasó por encima de ellas, y se dirigió por el pasillo, dejando boquiabierto el resto del grupo.
Kyle siguió el canto hasta el salón donde el coro estaba practicando. Abrió las puertas de un golpe.
El grupo supo que estaba en peligro desde el instante que entró. Su canto cesó inmediatamente.
"Jazmín. Becca,” exigió.
Temblando, las dos chicas se dieron a conocer. Él las agarró por el cuello, levantándolas del piso.
"Scarlet Paine. Díganme dónde está.”
Las chicas pateaban y se retorcían en su mano. Ninguna podía hablar porque Kyle les estaba apretando demasiado el cuello.
“Yo lo sé," dijo alguien.
Todo el mundo se volvió, sorprendido. Kyle soltó a Becca y Jasmine y miró a la chica.
"¿Quién eres?", dijo Kyle.
"Jojo", respondió la chica. Hizo girar un mechón de pelo en sus dedos y sonrió. Llevaba una camiseta Ralph Lauren. Era evidente que era una de las amigas de Vivian.
"¿Y bien?" dijo Kyle.
"Yo ..." la chica empezó, pero se detuvo. “Estuvimos juntas en una fiesta la otra noche."
"¿Y?" exigió Kyle.
"La vi. Con este tipo. Un chico muy guapo, en verdad.”
Becca y Jasmine intercambiaron miradas. Jojo tosió y siguió hablando.
"Estaban hablando de que no podían estar juntos para siempre, porque él estaba como muriendo o algo así."
A Kyle se le agotó la paciencia. Cruzó volando el salón hasta donde estaba la chica y la elevó en el aire.
“¡Salta al final!", exclamó.
La chica arañó la mano que oprimía su cuello. "Iglesia."
Kyle la examinó por un momento y luego la dejó en el suelo. "¿Iglesia?"
Con los ojos llenos de terror, la chica asintió con la cabeza. Se frotó el cuello.
"Iglesia. O castillo. O una catedral. Algo así. Ellos ... volaron juntos.”
Si la chica hubiera dicho tal cosa antes, sus compañeros de clase se habrían burlado. Pero después de ver a Kyle volar a través de la habitación hacia ella, de repente la idea de Scarlet Paine y un chico guapo volando juntos bajo la luz de la luna parecía menos descabellada.
Desde el suelo, Becca miró a la chica con ojos llenos de furia.
"¿Por qué le tuviste que decirle eso, Jojo?", exclamó. “¡Es evidente que quiere hacerle daño!"
“Lealtad a Vivian," Jazmín respondió mordazmente.
Se le pararon las orejas a Kyle. Pensó en la sangre dulce de Vivian. Se volvió hacia Jojo.
“¿Eres una de las amigas de Vivian?", preguntó.
La muchacha asintió.
Kyle le tomó la mano.
"Vas a venir conmigo."
El coro vio con horror como Jojo era sacada de la habitación hacia el pasillo. Kyle la arrastró por los pasillos. El lugar era un completo caos. Los niños que se había convertido estaban dándose un banquete el uno con el otro. Los que aún tenían que ser convertidos iban corriendo y gritando, tratando de escapar. Kyle asintió con la cabeza a la chica gótica y a su amiga cuando pasó junto a ellas, estaban chupando la sangre de sus compañeros de escuela. A su lado, él sintió cómo Jojo temblaba.
Llegó el gimnasio y abrió las puertas de un tirón y encontró a las chicas porristas tratando de formar una pirámide humana para salir por una de las ventanas superiores. La pirámide cayó tan pronto como se dieron cuenta de que su captor había vuelto y frustrado su complot.
“Es muy inteligente", dijo Kyle con una risa. “Por lo que veo, todas serán excelentes nuevas miembros de mi familia."
"Jojo!" Alguien gritó mientras la amiga de Vivian era arrojado en el gimnasio.
Kyle miró a su alrededor y se lamió los labios.
"Que empiece la diversión", se dijo.