Sam entraba a la habitación que Gustavo le había indicado minutos antes, en cuanto entró vio a Gustavo sentado sobre una silla, un vaso con ron y un arma apuntándole.
— Deja tus armas sobre la mesa – indicó Gustavo dándole un trago a su licor.
Sam sacó su arma de servicio y la dejó sobre la mesa, dejó las esposas, el taser y su teléfono.
— No tengo armas – dijo Sam – Puedes revisar.
— Mejor que eso – se cruzó de piernas, posiciono mejor su arma y la miró. – Quiero que te desnudes ante mí, necesito saber que no tienes micrófonos o algún cable.
— ¿Estás jugando?
— ¿Me ves jugar? – le quitó el seguro a su arma.
— Está bien – dijo tratando de mantener la calma en la habitación.
Gustavo sonrió divertido, bebió el resto del ron en su vaso y miró como Sam se desnudaba frente a él.
Sam no
