CANTO XI-3

2038 Words

-¡Célebre Ulises, varón incansable en urdir engaños y en trabajar! Hoy, o podrás gloriarte de haber muerto y despojado de las armas a ambos Hipásidas, o perderás la vida, herido por mi lanza. Cuando esto hubo dicho, le dio un bote en el liso escudo: la fornida lanza atravesó el luciente escudo, clavóse en la labrada coraza y levantó la piel del costado; pero Palas Atenea no permitió que llegara a las entrañas del varón. Entendió Ulises que por el sitio la herida no era mortal, y retrocediendo dijo a Soco estas palabras: -¡Ah infortunado! Grande es la desgracia que sobre ti ha caído. Lograste que cesara de luchar con los troyanos, pero yo te digo que la perdición y la negra muerte te alcanzarán hoy; y, vencido por mi lanza, me darás gloria, y a Hades, el de los famosos corceles, el alma.

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