Para Maicol comenzó su día de mal en peor. Un contrato multinacional con el emporio de automotores Rainko se le cayó, él estaba gestionando todo el manejo de personal y asuntos legales, pero de un momento a otro todo había cambiado. El antiguo dueño falleció y delegó todo a su hijo. — ¡Maldito hombre para tener suerte! — blasfemó molesto al descubrir la noticia. Un aparecido había heredado la empresa que él por largos años luchó para entrar a la nómina de empleados. El cambio de dueño generó cambios a todo el personal y solo permitieron al bufete de Ley y Justicia llevar los casos legales. Según entendió el único que podía cambiar la decisión era el abogado que controlaba todo desde adentro y que era de máxima confianza del actual propietario. El abogado Jordán, y por lo que supo el h