Y así, sin previo aviso, el primer día del tratamiento de Arthur llego. Me parecía extraordinaria la voluntad y la alegría que irradiaba al recibir la primera quimioterapia. Era una bolsa semitransparente, que tenía escrito muchas indicaciones médicas que no entendía sobre el manejo del medicamento, aquella bolsa estaba conectada a un monitos que se encargaba de administrarlo, teniendo una duración de tres horas para administrarla.
—¿Te incomoda?— me pregunto Arthur mirándome desde el sofá donde estaba sentado. Me parecio que había elegido la clínica correcta para tener la comodidad que debia tener en esa situación, ya que la sala en la que nos encontrábamos era bastante cómoda, iniciando por el ambiente, se percibía un toque ligero a lavanda que perfumaba el lugar, los sofás, de color az
