La religiosa notó el estado de perturbación de Rodrigo, y la verdad ella desconocía el paradero de la hermana Caridad. —No lo sé, lo lamento. «Preferiste irte con ese hombre, que estar con tu hija» gruñó Rodrigo en la mente, estaba fuera de sí, convertido en un energúmeno, producto de los celos. Dejó que Lulú se divirtiera unos minutos con sus amigos, y luego junto a su hija abandonó el convento. —No pienso buscarte más, Giovanna Rossi, yo sí me dedicaré a cuidar de mi hija —enfatizó gruñendo, hablando bajo. «Cumpliste tu palabra de alejarte de nuestras vidas» Ahora él estaba sintiendo en carne propia el abandono del que fue objeto Giovanna de su parte, solo que los celos no lo dejaban procesar bien la información, lo que sí sentía era un gran vacío en el pecho. —Hola amor de