—Tengo miedo Numa, está muy oscuro, ¿si hay bichos? ¡No me gusta la oscuridad! La voz suave de Lulú se escuchó bajo el entablado del salón de clases. Ellos habían descubierto un pequeño sótano, y refugiado en ese lugar. —Yo te voy a defender, no temas. —Numa la abrazó. Lulú se aferró al cuerpo de su amiguito, colocó su cabeza en el pecho de él. —Se escuchan pasos, deben estar buscándonos, y si nos encuentran nos van a castigar —balbuceó Lulú, ya no estaba tan segura de esa travesura. Temblaba atemorizada. —No importa. —Numa le acarició el cabello—, lo importante es que no me lleven. —Pero no tendrás una familia. —La voz suave y llorosa de Lulú se escuchó—, tengo miedo, siento que no puedo respirar bien. Numa se angustió, claro de vez en cuando alzaba la tabla para que les entr