Capítulo 26
Era necesario que la cuidara...
Después de unos segundos que parecieron eternos, ambos se separaron, despegando sus labios.
Luca podía decir que los labios de ella eran perfectos, puesto que estos le fascinaban. Cada vez que ella hablaba con él o le sonreía, Luca no podía evitar fijarse en su delicada forma. Ahora, al probarlos por primera vez, pudo notar que estos eran suaves, y también muy tentadores, por fin entendía por qué siempre parecían invitarlo a que les diera un beso.
Luca estaba seguro de que cuando ella le respondiera un beso, encontraría irresistible la manera en que sus labios se movían, no le importaba si lo hacían con gracia o simplemente con algo de torpeza. En cada beso, sentiría una conexión aún más profunda de la que sentía ahora y un deseo de innato
