Capítulo 6 Me encargaré de protegerte.

1801 Words
Capítulo 6 Me encargaré de protegerte. —¿Qué? Dijo Clara al escuchar las palabras desprovista de cualquier emoción que Marco le acababa de decir. No pudo evitar el levantar la cabeza y observarlo desencajada, pues no estaba muy segura de qué carajos era lo que estaba sucediendo en la mente macabra de él. —¿Qué acabas de decir? Volvió a preguntar nerviosa, ya que, por lo general, Marco trataba de que ningún hombre la viera desnuda aparte de él. Incluso en aquellas ocasiones en que alguno de los empleados los había encontrado en una situación comprometedora, o sea él atacándola sexualmente, rápidamente había cubierto la desnudez de ella para que nadie que no sea él la mirara. Ahora, con la llegada de su hijo Luca, quien era un joven de veinte años, quería que ella se desnudara delante de él. Era más que comprensible que Clara no entendiera qué estaba pasando, absolutamente nadie lo hubiera entendido. Luca enfrente de ella también estaba desencajado por las palabras de su padre y justo cuando iba a abrir la boca para decirle que estaba yendo demasiado lejos con lo que le estaba pidiendo a la mujer, lo escuchó decirle a Clara, como si ya no tuviera paciencia alguna, que se quitara la ropa de inmediato. —¿A qué demonios estás esperando? ¡Te dije que te desvistieras! ¿O es que acaso quieres hacerme enojar, quieres que yo te castigue por ser una tonta que no sigue mis indicaciones? ¿No ves que mi hijo está aquí y está preocupado porque tú te gastas todo nuestro dinero? Pero le estoy mostrando que por lo que vales, no gastaré mucho. Al oírle decir esas palabras, que era como una maldita diarrea oral, Clara puedo sentir unas gotas cayendo por su rostro, lágrimas que si bien ya no eran de tristeza por sus palabras, eran de enojo, de ira y de un profundo odio hacia sí misma. Esto era debido a que al ella creer en todas las tonterías que él le había dicho cuando se conocieron, se creía la mayor responsable de lo que estaba viviendo ahora. Ella pensó que había encontrado el hombre ideal, alguien que era maravilloso en todos los sentidos, y simplemente se enamoró de un maldito monstruo, un lobo con piel de cordero, que había escondido su maldad hasta el momento en el que ya ella no podía escapar de él. Por eso ella pensaba que era su propia culpa lo que estaba sufriendo. Con sus manos temblando e incluso todo su cuerpo, la mirada de ella bajó hacia el suelo sin querer ver las expresiones de ellos, y siguió las órdenes de Marco, porque de otro modo estaba segura de que sería castigada como él le había dicho. Empezó a desabrochar botón por botón de la camisa de su uniforme de mucama, y cuando quedó en ese sujetador fino, Luca pudo ver los diferentes moretones por todo su torso y en los brazos, confirmando las palabras anteriores de su padre de que la había estado torturando. Era más que obvio la clase de tortura que su padre le estaba haciendo a esa mujer y Luca se sintió repugnado porque su padre fuera así. Él, al ver los golpes, podía decir que no solo la había estado golpeando, sino también que la había estado violando y el darse cuenta de todo esto provocó que él sintiera incluso más odio del que ya sentía por Marco. Solo había sentido algo así de fuerte cuando su padre engañaba a su madre una y otra vez, haciéndola llorar durante días y noches, haciéndola pasar momentos de agonía de los que él era testigo, aunque era muy joven. Era increíble para él sentir un odio más profundo que ese, al ver esto, el cuerpo todo golpeado de una mujer inocente, porque Clara era inocente. —La parte de abajo también... La voz de Marco estaba cargada de deseo cuando le ordenó aquello. Clara, sin otra alternativa, hizo lo que él le pidió y se desabrochó la falda, dejándola caer al suelo, mientras una lágrima se deslizaba por el rabillo de su ojo. Primero paso lo de la mañana en su oficina y ahora esto, era mucho para cualquiera. Bajo la atenta mirada de Luca y Marco, Clara se sintió asqueada de solo pensar que tanto el padre como el hijo ahora abusarían de ella. Mientras no era nada descabellado pensar eso de Marco, su hijo, muy al contrario de lo que ella pensaba, se estaba conteniendo para no asesinar a su padre por lo que veía. Las piernas de Clara, así como los muslos de ella, estaban llenas de moretones, tanto de golpes como con forma de mano, como si Marco la hubiera sujetado con tanta fuerza que dejo su mano impresa en la piel de ella. —Ahora la ropa interior. Clara al oír eso se quedó completamente quieta, negándose a hacer eso que él le ordenaba, no se iba a mostrar desnuda para que estos dos hombres la violaran sin más. Al ver que ella no se movió, Luca empezó a hablar para tratar de llevar a su padre a otro lado para que se olvidara de ella por un rato, pero fue muy tarde para hacer algo. Vio a su padre pasar a su lado y meterle un puñetazo a Clara en el estómago. No pudo hacer nada, por un segundo se quedó quieto, viendo lo que su padre le había hecho a ella, sin poder reaccionar. Para el momento en que pudo moverse, vio a Clara agarrándose el estómago mientras inclinaba la cabeza hacia abajo con una expresión de dolor en el rostro y también pudo ver sangre corriendo entre sus piernas. Al ver la sangre salir de ella, los dos hombres abrieron los ojos, de forma descomunal, entendiendo lo que estaba pasando a la perfección. —¡Esto no puede ser! Gritó Marco mientras salía de allí como alma que lleva el diablo, dando un fuerte portazo al cruzar la puerta. Luca, sin poderse detener, se acercó a Clara y aunque esta no quería que la tocara, este la tomó en sus brazos de todas formas, levantándola del suelo. El dolor que ella parecía tener era demasiado como para que él se detuviera solo porque ella no quería su toque, además de que la sangre que seguía saliendo de ella era mucha. —¿Dónde está tu habitación? Después de la pregunta de Luca, Clara le dijo que su habitación estaba en el pasillo de servicio, junto a los cuartos de los empleados de la casa. Al escucharla, el cuerpo de Luca tembló de ira al saber donde su padre la hacía dormir. Tomando una decisión, Luca se encaminó hacia las escaleras, aun cuando Clara le decía que no quería ir arriba. Al llegar a las escaleras, Luca vio a una doncella de la casa, Sofía, por lo que la llamó haciendo que los siguiera de cerca. Sofía se vio muy preocupada por la salud de Clara, preguntando que había pasado mientras corría tratando de seguirle el paso a Luca. Entraron los tres a una habitación y al llegar al lado de la cama, Luca le pidió a Sofía que levantara las mantas. Ella rápidamente siguió las indicaciones de él. —Quédate un minuto con ella, yo ya vuelvo. Dijo saliendo afuera de la habitación para llamar a su amigo, Alessandro. Como era de esperarse, su amigo atendió al tercer tono. —Necesito tu ayuda de inmediato. Estoy en la casa de Marco y hay una mujer aquí que parece que está sufriendo un aborto. Necesito que agarres tu equipo médico y vengas aquí lo antes posible, para que la revises. —¿Por qué no haces que el médico de él la atienda? ¿Por qué tengo que ir yo hasta allá? Preguntó Alessandro, exasperado. No quería ir hasta allí, ya que no le caía nada bien el padre de su amigo. Le importaba muy poco que una mujer estuviera sufriendo un aborto allí, no era ni su problema, ni a lo que se dedicaba. —Maldita sea, Alessandro. Es la esposa de él, el maldito la golpeó en el estómago y se fue a la mierda cuando la vio sangrando. Te necesito a ti aquí, no confío en el médico de él. Gritó Luca a través del teléfono para que su amigo entendiera que no estaba de bromas, en verdad lo quería allí. — Ok, Luca. ¡Claro que iré! ¿Tú estás bien? Le preguntó Alessandro un poco preocupado al saber que quien estaba lastimada no era otra que su nueva madrastra, a quien él ya odiaba. Sin embargo, sabía que el que ahora lo haya llamado para atenderla, justamente a ella, decía que su opinión había cambiado. —Estoy bien, Alessandro, solo necesito que vengas lo antes posible. Trae todo lo que necesites para atenderla aquí, ya que no creo que Marco nos deje sacarla de la propiedad. —Ok, estoy en camino. Trata de tranquilizarla hasta que llegue allí, luego me haré cargo del resto. Cuando Luca cortó la llamada, se dirigió nuevamente a la habitación. Clara lucía completamente pálida y la parte de la cama donde ella estaba acostada ya se había manchado completamente de su sangre, ella estaba luchando con la inconsciencia. Luca despidió a Sofía y la dejó encargada de atender a su amigo cuando llegara y llevarlo hasta allí lo más rápido posible. —¿Cómo te sientes? Su voz sonaba suave incluso para Clara, que estaba adolorida y temerosa de lo que pasaría con ella. —Me duele mucho... —Lo sé, Clara. He llamado a un amigo, él es médico, te atenderá cuando llegue. Clara miraba el bello rostro de Luca, él le parecía que estaba preocupado por ella, lo que no entendía, pues él no la conocía. De pronto comprendió que él conocía su nombre, pero ella no tenía idea de como se llamaba él, aun así tan intrigada tampoco se atrevía preguntar. Pero recordó en ese instante algo muy importante, por lo que le dijo a Luca con voz temblorosa: —Si me ve aquí arriba… se enojará. Luca supo de inmediato de quién hablaba ella, por lo que con seguridad le respondió: —No creo que vuelva pronto, pero no te preocupes que esta vez yo me encargaré de protegerte. ¡No dejaré que él te vuelva a golpear! Clara lo miraba a los ojos tratando de encontrar la mentira en sus palabras, pero no logró ver nada. Aun así, no podía estar segura de que él tuviera buenas intenciones, porque su intuición antes le decía que Marco era un buen hombre, no confiaría ciegamente de nuevo en un hombre. —¿Por qué harías algo así por mí? Tú no me conoces.
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