Narrador.* Michael corría entre las calles cubiertas de nieve, sus pies están descalzos y solo llevaba una camisa de manga corta y un pantalón cubriendo su cuerpo, tenía suerte de que la ansiedad, desesperación y la locura no le permitieran a su cuerpo sentir el frío y el dolor que debería. Sus sentidos estaban más que alterados pero su mente estaba lo suficiente despierta para saber a dónde debía ir. Le tomó horas llegar al vecindario de sus padres, esas personas que se lo habían llevado vivían al sur de la ciudad dándole más problemas de lo que ya había tenido. Se colocó frente a la puerta y tocó de manera brusca, llevó sus manos a su rostro y lo ocultó entre ellas soltando una débil carcajada... Una cosa era segura, sin los medicamentos solo podías ver a un Michael sin sentimientos,