Pov Molly.
Soy Molly Smiley tengo 23 años, vivo en Boston desde toda mi vida. Estudio en Harvard en la facultad de economía en negocios internacionales con mención en finanzas.
Soy la mejor de mi clase y por lo mismo he conservado la beca en su totalidad, pero solo eso me cubre, así que he tenido que trabajar en lo que se me presentara siempre y cuando sea legal y conservador, no lo digo porque me dé cuscús ¡no! Si no, porque la beca especifica que debo tener un comportamiento excepcional. Si no de una patada en mi trasero lindo y sexi me envían a casita con mis padres.
De hecho, llevo de novia con Francisco Valdés, un chico muy guapo, casi 2 años, pero no le he dado el tiempo que necesita y hemos tenido nuestros problemas, pero él no entiende que mis estudios y el trabajo no me dejan tiempo para casi nada.
Y acá entre nos él tiene mucho tiempo libre, que hace no sé y si quiero saberlo no.
Cuando tuve mi primer empleo fue en una cafetería donde trabajaba solo los viernes, sábados, los domingos los ocupaba para hacer mis tareas y esas cosas. Aunque también le ayudo a una señora con la limpieza y son unos dólares más.
Pero con el tiempo mis gastos fueron incrementando en libros y más cosas. Así que tomaba trabajos por horas y esas cosas. Pero el dinero ya no me alcanzaba y estuve tentada en vender droga y salir de mis problemas económicos. Jajajajaj se la creyeron, jamás lo haría.
Siempre he creído que las personas que se dedican a eso deben tener la cualidad de que nada les importe, yo hace unas semanas se me olvido cancelar un cepillo de dientes y casi me da un infarto por eso. Transpiré como jamás lo había hecho en toda mi vida; Me disculpé como 10 veces con la señora, quien aún se ríe de eso.
En el segundo semestre de la universidad se me presento la oportunidad de hacer un remplazo en la multinacional O&M Company.
Mi ingreso a la empresa fue hace 4 años como recepcionista de remplazo, después me pusieron a cubrir los puestos de quienes se iban de vacaciones, licencias médicas o bien se iban de la empresa.
Aunque por eso me he quedado sin vacaciones desde hace 4 años, ya que soy yo la que siempre reemplazaba a todos en la empresa.
Desde hace un año y a un semestre de graduarme como la mejor de mi clase, sé me presento la oportunidad de ser asistente del director general, un hombre maravillosamente hermoso.
La encargada de recursos humanos estaba aquí conmigo, y me saca de mi ensoñamiento, ya que hoy debía presentarme con mi nuevo jefe, a quien conozco, pero él ni se debe acordad de mí porque por unos meses fui su secretaria, pero solo de reemplazo, por el hecho de que la suya volvió de licencia de maternidad.
Pero ahora Me ofrecen hacer el trabajo de la asistente de presidencia porque la otra se quiso pasar de lista con el jefe y su esposa se enteró, bueno ya se imaginarán lo que paso, decir que ardió Troya es poco.
Subimos hasta la última planta que es el lugar de mi jefe, cito bello haaa, y si ese fue un suspiro, me hacen un recorrido nuevamente, pero esta vez mostrándome la oficina que desde hoy será mía, es amplia y lo mejor es que tiene una vista maravillosa de toda la costa.
Solo son 3 oficinas, la del señor Meyer, la sala de juntas que es gigantesca y otra que sería la mía, además de la recepción, donde están las dos secretarías para ambos.
Ambas secretarias están sentadas en un gran escritorio cuadrado y es lo primero que se ve cuando las puertas del ascensor se abren, ellas están en el centro del lugar, la oficina del señor está a la derecha y la mía pegada a la de él.
Me informan las cosas más importantes porque conozco a cada trabajador y he conocido a muchos clientes.
—Buenos días, señor Meyer. —saluda Stacy con mucho respeto.
Señor, ella es Molly Smiley, será su nueva asistente. —nos presenta la encargada de recursos Humanos.
Mi corazón brinca, galopa a mil por hora, y él solo asiente con su cabeza en modo de saludo, solo mira de forma normal.
Pasamos a la oficina y nos las pasamos poniéndonos al día, hasta que la puerta se abre de golpe y entra una mujer muy guapa.
Se acerca de manera sensual a Olis, perdón a mi jefe. De manera seductora, lo besa, hasta que se da cuenta de mi presencia.
Su esposa no me quitaba la mirada de encima cuando posa sus ojos azules eléctricos que la hacen ver como una bruja de los cuentos, mirándome de arriba a abajo con desdén.
. — y tú. — me pregunta de manera poco cálida, y muy descortés
—Un placer, señora. —la salud, no seca, yo extiendo nuevamente mi mano, pero solo la mira y nuevamente esa mirada de asco que me dedica.
Mi jefe hace contacto con sus maravillosos ojos negros como la noche con mis ojos verdes, me mira como pidiendo disculpa, ese contacto solo dura por un segundo.
Solo hago un pequeño movimiento con la cabeza, asintiendo y manteniendo mi cabeza en el piso.
Ella es mi esposa, Leyna Müller de Meyer, y la vera mucho por aquí. —nos presenta.
A sus órdenes señora Müller. —respondo, nuevamente le ofrecí la mano, ella sonrió apenas un poco, pero no volvió a tomar mi mano. Parece que le gustó tratarme así la muy desgraciada.
—Espero que así sea. —dice ella, y me echa de la oficina porque quiere estar solo con su esposo. — tomo mis cosas y salgo corriendo, suspirando con alivio, por no tener que verla.
Antes de que termine el horario de trabajo, stacy me llama y me dice que mi vestimenta debe seguir siendo así, ya que la esposa de mi jefe es muy celosa
Y así pasaron los días y yo he seguido vistiendo normal, ellas creían que solo lo hice por el trabajo, pero no, yo soy más reservada y aún más con mi trabajo.
Hay muchas reuniones importantes en las que debo acompañar a mi Olis, mi jefe, antes lo llamaba señor Meyer. Pero a solas, me permito llamarlo por su nombre. Aunque él no lo sabe.
Al principio el trabajo se me hizo muy difícil y duro, fueron muchos nombres y caras que memorizar, tanto socio, conocidos, amigos y futuros socios para él, menos mal a las personas de la empresa ya las conocía.
Como ya sabía, este trabajo demandaba mucho, ya que no solo me ocupo de la agenda de Olis, sino que también lo acompañó a las reuniones, y debo mantenerlo informado de cada negocio que esté en marcha, tanto en los que él esté de inversionista o de los que quiere llevar a cabo, también con los de la competencia y buscar, revisar a sus futuros socio, en definitiva, debo estar siempre un paso por delante de lo que él necesita y lo que piense incluso.
Por todo esto, mi relación está en la cuerda floja, se lo he explicado una y mil veces, pero siempre está el reproche del tiempo que no le dedicaba a mi novio, también su disgusto porque debía salir con mi jefe, fuera de la ciudad y del país, hasta me acuso de engañarlo.
Sí, claro, ni que tuviera tanta suerte.
Todo esto llevo a que él me pidiera más, hasta quiso que viviéramos juntos a lo que me negué y él me “advirtió” que si esto seguía así él me terminaría engañando.
Yo solo le respondí que terminamos, yo no podía seguir aguantando su desconfianza, pero él solo se dio la vuelta y me dejo hablando sola.
Debo reconocer que, si bien mi jefe me encanta y tengo un pequeño enamoramiento con él, siempre he sabido en mi corazón y en mi razón de que él es un hombre casado y él respeta, ama mucho a su esposa, aunque es una maldita.