Emma
Estaba con la cabeza en corto, él había hecho una apuesta, hizo una apuesta sabiendo que nosotros somos los reyes de las apuestas, teniendo en claro que no le diría que no, pero lo peor de eso no era aquello, sino lo que pasaría.
April estaba acá y me iría.
A quién engañaba, el problema no era que ella estuviera acá, sino lo que podría llegar a pasar si pasaba la noche en su casa. Quería saber la respuesta a mi pregunta, quería que me dijera que pasaba por su cabeza.
Pero no podía olvidarme de la maldita arpía, la rubia, esa mujer que había usado mi color de piel para agredirme. Esa que ahora me tenía rechinando los dientes, apretando los dientes y pensaba en las formas en que podía usar su rostro para entrenar.
Estaba furiosa, muy enojada, no me había pasado jamás algo como est
