Chase Después de la montaña rusa, fuimos a la casa del terror. Ella era la que elegía las atracciones, todo esto se trataba de ella, de lo que quisiera hacer, porque quería que fuera lindo para ella. — Me gustaban las películas de miedo —caminamos al lado del otro —¿A ti? — Me gustan, pero más las de acción —arrugó la nariz —¿Crees que son malas? —pensó. — Me gustan, pero creo que algunas hacen mal los efectos especiales, sin embargo —levantó el dedo mientras esperamos para entrar —, me entretienen, al menos más que las de amor, aunque he visto algunas con Pilar —sonreí. — No te imagino viendo películas románticas —chasqueo la lengua. — No lo hago. — Buenas noches. Un hombre vestido de n***o nos detuvo en la entrada. — ¿Qué desean? —ambos nos miramos. — Entrar —u