Capítulo 3: La Propuesta

1069 Words
En la cueva oscura donde Kael había llevado a Karman, la atmósfera era densa. Las paredes estaban adornadas con marcas profundas, como si fuera un recordatorio del poder y fuerza de la bestia que ahí se refugiaba. El solo pensar que quizás esas marcas fueron hechas por la ira de Kael estremeció a Karman. Se sentó, su respiración entrecortada, mientras Kael la observaba desde la entrada, detallando cada movimiento que ella hacía. Apreciando como sus ojos celestes destellaban entre preocupados y asustados. ―¿Qué me has hecho? ¿Por qué me has traído aquí? ―Preguntó Karma con voz firme a pesar de la vulnerabilidad que sentía. ―Porque quiero ofrecerte un trato ―Comenzó Kael ignorando la primera pregunta, acercándose lentamente―. Te propongo que te conviertas en mi esposa. Juntos, seremos imparables. Tú tendrás el respeto que te mereces y yo, el poder que quiero ―Karman se quedó en silencio, procesando sus palabras. La idea de unirse a él la repugnaba, pero había algo en su propuesta que la intrigaba. ―¿Y qué pasará con mi manada? ―Tu manada estará a salvo bajo mi protección. Puedo garantizar que nadie les hará daño mientras estés a mi lado ―Respondió Kael, su voz suave y persuasiva. Mientras Karman luchaba con sus emociones, Kael se acercó más, su mirada penetrante nunca abandonando la suya―. Piensa en el futuro, Karman. No solo por ti, sino por todos los que dependen de ti. Juntos, podríamos traer un nuevo orden a nuestro mundo. ―Karman sintió una mezcla de rabia y deseo. Estaba confundida. ―No seré una pieza en tu juego, Kael. No me someteré a ti. ―Entonces, elige ―Dijo Kael, su tono volviéndose más firme―. La guerra continuará, y muchos de los tuyos caerán por defenderte. O puedes unirte a mí, y encontrar el respeto que siempre has buscado ―Con el eco de sus palabras resonando en su mente, Karman se dio cuenta de que su decisión cambiaría el destino de su manada y el de ella misma. La luna llena brillaba intensamente en el cielo, y con cada latido de su corazón, la elección que debía hacer se hacía más clara. ―Dioses ―Susurró llevándose la mano al cuello, un reflejo de cuando se encuentra en una situación estresante―. ¿Qué me hiciste? ―Karman quedó de pie al instante―. ¡Me has reclamado! ―Lo miró con desconcierto. ¿Es por eso por lo que se sentía tan dividida? ¿Por ese motivo no intentó huir una vez abrió los ojos? ¿Fue por ese miserable que siente deseo y rabia a la vez? Mirando al hombre frente a ella no pudo ocultar su incredulidad. ―Lo hice… ―¡No podías marcarme! ―Gritó furiosa. ―No te has muerto, Karman ―Su voz apacible la tensó como si fuera el peor de los gritos―. ¿Te dice algo eso? ―Conforme se percataba de lo que él quería decir, su corazón tomaba un ritmo más violento. ―¡No! ―Retrocedió―, ¡Me niego a pertenecerte! ―Quiso arrancar la marca―. ¡No es posible, no contigo! ―Quería volverse loca lo que hizo gruñir con fuerza a Kael. ―Me perteneces, Karman ―La miró profundo a los ojos―. He sido lo suficientemente cortes como para proponerte un trato y no obligarte por el simple hecho de que eres mía. ―¡No siento más que asco por ti! ―¿Segura? ―Le susurró cerca de sus labios, Karman se congeló, tiró de ella tan rápido y de manera repentina que no le dio tiempo a reaccionar de ninguna manera―. ¿Acaso ignoras lo que tu cuerpo siente cuando estoy cerca? ―La miró a los ojos con un brillo perverso en ellos―, ¿Cómo late tu corazón en este instante? ―Le llevó la mano a su pecho― ¿Igual que el mío? ―Sonrió tan grave que Karman sintió el mundo vibrar―. Por más que te resistas la conexión siempre estará ahí esperando a que lo aceptes ―Pasando una mano por su cintura la acercó completamente a él―. Piénsalo, mi reina. Nuestro poder juntos será insuperable ―Karman cerró los ojos. ―Mataste a mis padres, por ti mi gente sufre ―Kael apretó la mandíbula. ―No fueron mis guerreros los que atacaron a tu manada ―Se encogió de hombros restándole importancia―, fueron los estúpidos que creían que los respaldaba. Aunque debo confesar que gracias a mí atacaron tan bien ―Pudo percibir el odio de su luna, pero también la lucha interna―. Tienes dos opciones: ―Fue claro―. Aceptar mi propuesta o hacer esto por las malas ―Lamió su cuello―. De hecho, esa segunda me gusta más. ―Karman lo empujó con fuerza. ―Puedo no tener un lobo ―Sonó orgullosa como siempre―, pero medio mundo me ama por lo que soy y si llegas a traicionarme, juro que te cazaré hasta lograr matarte ―Kael ladeó la sonrisa―, pero esto no significa que te corresponderé. No quiero estar unida a un ser despreciable como tú toda mi vida ―Dándose media vuelta salió de la cueva. La manada Arcadia Mística estaba ensombrecida. Las muertes de los reyes estaban pesando en sus corazones, la desaparición de la nueva reina los mantenía preocupados y el que el enemigo estuviera en cada esquina de la manada los frustraba. ―Es la reina ―Nova corrió a su encuentro―. Majestad, ¿Está bien? ―La revisó con la mirada ignorando completamente al hombre que va al lado de su reina―. Estábamos preocupados, no pudimos defender la manada y… ―Tranquila ―Karman no pudo sonreír―. Ahora estoy aquí ―Se abrió paso entre la multitud que la estaba rodeando. ―Escuchen seres inferiores ―Kael captó la atención de todos―. Desde ahora se reverenciarán ante mí y quien se niegue a seguir mis órdenes, perderá la vida. ―No puedes gobernarnos ―Gunnor, el anciano líder del consejo se abrió paso―. Ya tenemos una reina. ―Y su reina me pertenece a mí.
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