Anne Moore
Finalmente llegó el día de ir con Valentina a la discoteca donde trabaja como trabajadora s****l, fueron días de entrenamiento intenso para poder cumplir con lo que exigen, Valentina sigue diciendo que no estoy hecha para esta vida, pero ¿quién lo está?
¿Qué mujer merece tener un destino así?
Necesitamos pagar el lugar donde vive, desafortunadamente el dueño no está para bromas y nos sacará en cualquier momento, así que necesitamos tomar una decisión rápida y eso es lo que estoy haciendo.
Salimos de casa una hora antes para llegar a la ciudad de Nueva York, esta vez tomamos un autobús para no tener que caminar una hora y media.
Cuando estamos frente a la discoteca veo una enorme fila de hombres e incluso mujeres para entrar, me pregunto cómo puede estar tan lleno un lugar.
—Por aquí, Anne —me llama Valentina, ya que estaba distraída viendo a la multitud.
Entramos por la parte trasera de la discoteca y pronto veo varias chicas caminando por el lugar, Valentina me lleva con ella y nos detenemos frente a un hombre de unos 60 años que me mira confundido, el hombre parece un mafioso, está fumando un cigarrillo, su sonrisa amarilla me da escalofríos.
—Bruce, ella necesita un trabajo —dice Valentina.
Me mira de arriba abajo y sonríe, juro que tuve miedo de esa sonrisa, pero mantuve mi postura firme y solo esperé a que Valentina hablara con él.
—¿Cuántos años tiene esta niña? —pregunta curioso mientras se toca la barbilla.
—No es una niña, tiene 19 años y necesita ayuda en la vida.
—¿Trabajando como prostituta? —pregunta.
—Bruce, la chica solo necesita levantarse, no tiene que acostarse con los clientes. Puedes conseguirle un trabajo bailando, Anne aprende rápido y yo misma la entrené. —dice Valentina y él me mira con curiosidad.
Se acerca a mí y sonríe, una sonrisa que me da miedo y sin querer doy un paso hacia atrás, él se detiene y luego abre una sonrisa que me hace pensar si esto es una buena idea.
—¿Quieres hacer una prueba, chica? —pregunta.
Valentina me mira y suspiro.
—Sí, quiero. —digo.
Valentina niega con la cabeza.
Veo una sonrisa en sus labios.
—Ven conmigo. —dice él y se va caminando.
Valentina me lleva hasta donde él está pidiendo y llegamos frente a un escenario, Bruce vuelve su atención hacia mí.
—No sé si vas a dar algún beneficio, pero te advierto que esta vida es complicada, así que si quieres ser prostituta aquí, no estás obligada a nada. Te dejaré bailar solo una vez, pero si fallas, no tendrás trabajo en mi club. —Habla de forma rápida y objetiva.
—¿Estamos entendidos? —pregunta.
Trago saliva, pero estoy de acuerdo.
—Sí. —digo.
Valentina va al equipo de sonido y lo enciende, mientras tanto yo subo al escenario, veo que hay un tubo de pole dance en el medio, pero aún no sé cómo usarlo, así que solo bailaré de manera simple.
Valentina pone la misma canción que me enseñó: “Crazy in love” de Beyoncé. Cierro los ojos y le pido al cielo que me ayude con mi elección.
—Puedes empezar, princesa —dice Bruce sentándose en una silla frente a mí.
La música comienza y empiezo a bailar, tengo los ojos cerrados y siento la música dentro de mí, como Valentina me enseñó.
Así que bailé como si no hubiera nadie allí, era solo yo y la música, y cuando terminé, Bruce se levantó y subió al escenario, me agarró el mentón y mirándome a los ojos dijo:
—Tenemos una gallina de los huevos de oro —sonríe. —Estás contratada.
Bruce mira a Valentina.
—Arregla a la chica, parece una virgen con esas ropas, o tal vez lo sea —me mira con una mirada interrogante.
—No, ya no soy virgen —digo.
—Genial.
Bruce nos deja a solas y se va.
—Vamos Anne, enseguida comenzamos el espectáculo.
Concordamos y volvimos al lugar donde estábamos antes. Veo más chicas de las que puedo contar y todas me miran con curiosidad.
—¿Ahora aceptan niños? —dice una mujer rubia de ojos oscuros.
—Creo que eso no es asunto tuyo, ¿verdad Scarlett? —responde Valentina de manera grosera.
—Y además tiene una madre protectora —vuelve a hablar la mujer.
—Scarlett, ¿por qué no te ocupas de tu propia vida? Creo que tendrás mucho que hacer hoy, así que no tendrás tiempo para saber de la vida de los demás —dice una mujer rubia de ojos claros a Scarlett.
—¡Vaya! No saben jugar, pero está bien, me voy porque ya va a empezar el espectáculo y Valentina, Bruce debería descontar de tu p**o por llegar tarde, puedes dar un mal ejemplo a las novatas —la mujer lanza su veneno y se va acompañada de otra mujer.
—¡Uf, es insoportable! —dice Valentina. —Gracias Madson.
—De nada, pero ahora dime, ¿por qué Bruce está contratando niños? —pregunta Madson de manera divertida y Valentina ríe, yo también me río sin poder evitarlo.
—Mucho gusto, soy Madson —me extiende la mano y yo la estrecho.
—Mucho gusto, soy Anne —respondo.
Ella sonríe.
—Necesita dinero y como no podemos conseguir trabajo ni nada que la ayude a levantarse, el resto, ya lo sabes —explica Valentina.
Madson me mira y sonríe.
—Primera regla Anne, debes saber cómo responder a la gente, eres talentosa o eres una p**a, necesitas entender que no puedes bajar la cabeza ante nadie, en nuestro mundo los callados son devorados vivos por serpientes como Scarlett, así que cuanto antes aprendas esto, mejor. —dice Madson y Valentina está de acuerdo.
—Así es Anne, no puedes dejar que nadie te intimide, o aprendes a usar tus garras ahora chica, o no durarás ni una semana aquí adentro. —dice Valentina.
—Está bien, todo es diferente para mí, pero aprenderé. —digo.
—Perfecto, ahora vamos a arrasar. —dice Valentina. —Siéntate aquí chica, vamos a quitar esa apariencia de niña de tu rostro.
Me siento en la silla y ambas comienzan a arreglarme, sueltan mi cabello y lo dejan con más volumen, luego me traen un vestido extremadamente corto de lentejuelas negras muy sensual con un escote recto en el pecho y profundo en la espalda, unos tacones de aguja estilo Gisele también negros, miro y suspiro.
Voy al baño y me pongo la ropa, después de mirarme en el espejo maquillada y vestida como una prostituta, no reconozco mi propia imagen, pero fue lo que elegí y tengo que vivir con ello, voy a empezar a bailar, pero Valentina dijo que lo que da dinero son las noches con los clientes, y creo que tarde o temprano no podré negarme a eso.
Salgo del baño vestida y Valentina y Madson me miran y ambas sonríen.
—Estás hermosa Anne, realmente pareces una chica de la vida galante. —dice Madson.
—¿Estás segura Anne? —Valentina intenta hacerme cambiar de opinión una vez más, pero eso no será posible.
—Sí, estoy segura.
—Entonces vamos a arrasar chica. —dice Madson.
Salimos a las tres del camarín y veo a las otras chicas que me estaban mirando, ya noté que no les caí bien.
—Si muestras miedo, serás devorada por serpientes antes de una semana —Valentina habla en mi oído.
Miro y entiendo lo que quiere decir.
—Está bien, vamos a empezar. —digo.
Vemos a Bruce conversando con algunas personas y luego va al escenario, el lugar está lleno, cuando entré la gente estaba afuera y ahora todos están adentro.
Veo a algunas chicas sentadas en el regazo de algunos hombres, noto que algunos me miran y finjo tener una postura firme como me dijo Valentina.
—Buenas noches señores —Bruce comienza un pequeño discurso —La casa... Oficialmente está abierta y nuestras mejores chicas van a hacer un pequeño espectáculo para ustedes, hoy tenemos una presentación especial, digamos que una chica que vale oro, el tesoro de la perfección, la chica parece haber nacido con el don de la danza, estoy seguro de que cuando suba a este escenario sabrán de quién estoy hablando. —Bruce habla —Vamos a empezar el show, chicas.
Valentina hace una señal positiva para que suba con todas al escenario, bailamos esa noche, como en los días siguientes, pero como ya preveía, el dinero de la danza no era suficiente y hoy tenemos 2 días para salir del apartamento de Valentina, así que creo que esta noche no solo voy a bailar, sino también entregarme a cualquier hombre.
Llegamos a la discoteca y Madson ya nos está esperando para arreglarnos.
—Chicas, llegan tarde de nuevo —dice.
—Ya llegamos y estamos listas para el show —Valentina habla dando una vuelta.
Estamos usando un vestido muy corto, yo con uno rojo de satén y ella con uno azul marino lleno de brillo y un tacón de aguja.
Madson sonríe y solo vamos a retocar el maquillaje.
Llegamos al salón principal de la discoteca y voy a hablar con Bruce.
—Bruce, necesito hablar contigo —digo.
—¿Qué quieres? —pregunta.
—Necesito más dinero, lo que gano no es suficiente para mantener las cosas —hablo.
Siento un apretón en mi corazón, pero no tengo otra opción en este momento.
—¿Estás segura Anne? Este camino no tiene vuelta atrás —dice él. Bruce no es lo que parece al principio, he visto que es un poco diferente aquí.
—Sí, estoy segura —respondo sin pensar.
—Hay varios clientes que quieren estar contigo, pero como solo ibas a bailar, los dejé en espera. Ahora los voy a soltar —dice con una sonrisa en sus labios —Ahora sí, voy a ganar dinero contigo, chica.
Bruce se va.
Valentina y Madson vienen hacia mí.
—¿Estás segura, Anne? —pregunta Valentina.
—¿Sabes qué? —digo —Ya estoy metida en esto. Mira mi ropa y mi forma de vestir, Valentina. Ahora solo voy a saltar una etapa más y puede ser difícil, pero me acostumbraré. Puedo decir que desde donde vengo hasta donde estoy ahora, estoy ganando.
Valentina sonríe de lado y Madson asiente.
—Es un camino sin retorno muchas veces, Anne, pero estamos aquí para apoyarte, además, todas somos de la misma vida —dice Madson y yo sonrío.
—Eres mayor de edad, Anne, así que si quieres hacer esto, vamos allá —dice Valentina.
Subimos al escenario y comienza a sonar la música. Hoy sé que es un día diferente, pero voy a poder superarlo.
Empezamos a bailar y conforme la música suena, entra en mi alma y me muevo al ritmo de ella. Siempre bailo con los ojos cerrados, pero hoy por un instante los abro y veo los ojos más azules que he visto en mi vida. Me mira y siento algo extraño, no sé explicarlo, pero es como si una sensación buena y mala entrara en mi cuerpo. Me pierdo, me quedo fija involuntariamente en su mirada fría y helada. Cuando me doy cuenta, parece que solo estamos él y yo en este lugar. Nunca lo había visto aquí, o si lo vi, no lo noté, pero no puedo dejar de mirarlo. Cada vez que doy la vuelta, vuelvo a mirarlo. Acabo sonriendo levemente y él se levanta, va hacia Bruce y luego entra en un pasillo. La música termina y bajo del escenario con las chicas, ya que otras mujeres van a bailar ahora.
—Anne, hoy es tu día de suerte, has sido seleccionada para tu primer cliente y lo mejor —dice Bruce emocionado. ––Espero que no desperdicies la oportunidad que te estoy dando para ganar más —me advierte.
—No lo haré —respondo.
—Excelente, ahora ve al vestuario y date una ducha, tienes 5 minutos. Al cliente no le gusta esperar ni tener relaciones con mujeres sudorosas —dice antes de salir.
—¿Sabes que esto es un camino sin retorno? —dice Madson.
—Lo sé, ahora voy a conocer a mi cliente.
Me arreglo rápidamente y voy a la habitación que Bruce me indicó. Al llegar, toco la puerta pero nadie responde, así que decido abrir. En ese momento, veo al mismo hombre que me estaba viendo bailar, con esos ojos azules brillantes y fríos. Me mira y me paralizo en la puerta hasta que habla.
—Espero que sepas dar placer, porque eso es por lo que estás aquí, para ser follada con fuerza y no para quedarte como una idiota parada en la puta puerta. Haz bien tu trabajo de prostituta, si no tendré que quejarme con tu jefe y no pagaré nada por una mujer sin atractivo. ¡No me gusta esperar! —habla con rudeza e intimidación.
En ese momento, siento un escalofrío recorrer mi espalda con su forma brusca de hablar, pero también siento que algo irreparable va a suceder esa noche.