- ¿Me dejas hablar o tienes miedo? – Hablo con ironía mientras se sentaba en el asiento de mi oficina. - ¿Por qué tendría miedo?, ¿De qué quieres hablar? Este suspiro como si buscara las palabras adecuadas para hablar algo que por el momento me puso nervioso porque no quisiese los dos queríamos a la misma persona y queremos lo mejor para ella, pero a estas alturas del campeonato lo había arruino completamente y la verdad no merecía el amor que Rachell me profesaba con tanta devoción como si fuera una religión. - Sabes siempre he tenido una duda. – Me observo de manera fija. - ¿Realmente amas a Rachell? Me levante de mi asiento molesto por la falacia que había salido de su boca. - ¡Por supuesto que la amo! Hank se levanto a lo que yo imite inmediatamente no permitiría que este dijera