*Hale* Intenté ser sutil mientras la estudiaba. El hematoma de la sien tenía mucho peor aspecto que esta mañana. Tenía moratones claros en forma de dedos alrededor de la garganta y apreté con fuerza el volante. Estrangularía a quien le hubiera hecho esto. Revolvería esta ciudad hasta encontrar a la escoria que agredió a mi compañera. La palabra aún se sentía casi como una maldición. En el fondo, desde que la vi, supe que era mi compañera. Cada vez era más evidente, más innegable. Con cada encuentro, mis sentimientos por ella crecían hasta que me resultaba casi doloroso estar lejos de ella. Me costaba imaginar las manos de otra persona sobre ella, con violencia o de otra forma. La anhelaba hasta el punto de que no podía encontrar la paz a menos que ella estuviera conmigo. No se lo habí