Déjame luchar por tí.

Capitulo 27.

- Maximiliano miraba a Elena, se arrepentía de caer en sus redes en su momento y no darse cuenta de quien era ella en realidad; le daba asco de tan solo recordar cada noche que estuvieron juntos, cada beso, cada roce de piel y cada recuerdo.

Antes de que ella llegara él estaba dispuesto a ceder a sus exigencias para lograr tener un poco de tiempo y comprobar su fraude, pero no creyó que ella le pediría estar con él a cambio de las acciones, solo tenía una opción y no necesitaba pensar dos veces para saber que tenía que hacer.

- Maximiliano se levanto de su asiento, su rostro reflejaba calma he incluso una sonrisa sobresalía de sus labios, se coloco su saco y avanzo hacia Elena. Ella se sentía feliz, se levantó en cuanto él se acercó.

_ Así que esa es tu condición?.

_ Así es amor, no necesito nada más que a ti.- Ella se acercó para besarlo, Maximiliano tomo su rostro con una de sus manos.

_ Elena.- Él susurro su nombre.

_ Si Max. - Ella sentía que su corazón latía más rápido, él la miro a los ojos y dijo.

_ Tienes que estar demente para creer que yo dejaría a Eden por ti, ni por ti, ni por esta empresa y ni por nada de este mundo dejaré a Eden.

- Elena abrió los ojos mientras él soltaba su rostro con una expresión de asco.

_ Estás dispuesto a perderlo todo por ella?.

_ Por ella estoy dispuesto hasta dar mi propia vida. Quierés esta empresa?. Pues te la regalo, ve y toma todo lo que hay aquí, ve con el asqueroso de mi padre y tomen todo esto!.

_ Están tan seguro que eso es lo que quieres? porque si es así ten por seguro que te voy a destruir Max. - Elena estaba alterada, ella no creyó que Maximiliano estaría dispuesto a renunciar a todo solo por Eden.

_ Haz lo que quieras solo te advierto una cosa, si me entero que tocas a Eden te juro que haré que te arrepientas.

_ Te daré una última oportunidad, sé que quizás estás confundido amor pero por favor piensa bien las cosas.

_ Tu no conoces la vergüenza Elena?.

_ Qué? Porqué debería sentir vergüenza de amarte?.

_ Enserio crees que estaría con la amante de mi padre?.

- Elena quedó petrificada al escuchar a Maximiliano, se comenzó a sentir muy nerviosa, cruzo sus brazos y no sabía que responder.

_ Veo que ahora ya no tienes nada que decir. Creíste que nunca me iba a enterar?.

_ Max, déjame explicarte.

_ Qué te hace pensar que yo quiero una explicación?. Me valen una mierda tus explicaciones al igual que tú y ese hombre que dice ser mi padre.

- Maximiliano se dirigió había la puerta.

_ Si te vas te juro que no volverás a ocupar ningún lugar en esta empresa.

- Maximiliano volteo y con una sonrisa en su rostro dijo.

_ Yo tengo un lugar en esta empresa te guste o no. O acaso se te olvidó que yo sigo siendo accionista.

_ Qué te hizo esa maldita mujer?.

_ No se te ocurra insultarla, ni siquiera se te ocurra pronunciar su nombre. - El coraje de Elena incrementaba, no podía creer que Max estuviera dispuesto a todo por ella.

- Maximiliano salió de la oficina, Marian ya lo esperaba en el elevador, ella había escuchado todo y estaba dispuesta a seguir a su jefe a dónde fuera.

- Te juro Maximiliano que te vas a arrepentir!. - Elena gritaba de manera desquiciada, comenzó a aventar todo lo que se encontraba en la oficina, maldijo el nombre de Eden una y otra vez.

-A diferencia de su vida pasada, en esta vida Maximiliano no la eligió. Ella odiaba a Eden aún más que en su anterior vida, siempre sintió que le quitó todo lo que ella creía le pertenecia aunque Eden solo la ignoraba.

****

_ Maximiliano llegó al despacho de Franco junto a Marian; el abuelo José seguía en el despacho cuando Maximiliano y Marian entraron y ambos se alegraron de verlo, lo saludaron de manera efusiva, Marian quería ser más cariñoso pero le apenaba que su jefe estuviera ahí, José se dió cuenta y decidió tener iniciativa así que le dió un pequeño beso en la boca. Maximiliano y Franco sonrieron al ver que la relación entre ellos iba mejor de lo que se imaginaban, ambos sentían mucho aprecio y confianza hacia Marian y José.

_ Qué hacen aquí?.- A Franco le daba gusto verlos pero solo habían pasado unas horas de haberse visto.

- Maximiliano no sabía si debería hablar, el abuelo José se encontraba ahí y ya sabía algunas cosas Elena, aún así prefería contarle todo para no tener malos entendidos.

_ Ya lo sabe. - Franco respondió a Maximiliano, aunque no se lo hubiese preguntado, había notado su expresión.

_ Pues eso me das gusto, así podré explicar lo que acaba de pasar.

_ Hijos no es necesario que yo escuché, solo háganme saber en qué los puedo ayudar y yo estaré ahí.

_ En realidad prefiero que estés presente, eres el abuelo de la mujer que amo y quiero que sepas lo que pasó. - Maximiliano tomo asiento y se sentía triste; no se arrepentía de la decisión que había tomado pero sentía tristeza de haber perdido la empresa que su abuelo le había confiado.

_ Bien hijos, escucharé y espero serles de utilidad. - José se sentó a un lado de Marian y tomo su mano.

_ Dime hermano, qué sucedió?.

_ Elena fue a la empresa y como lo dijiste, ella hizo su oferta.

_ La aceptaste supongo. Cuáles fueron sus condiciones?.

_ Que me casará con ella y dejara a Eden.

- Franco lo miro desconcertado, sabía que Elena se había encaprichado con Maximiliano pero no creyó que a ese punto.

José también lo miraba desconcertado, no sabía que la Elena de esta vida era la misma de su vida pasada pero había escuchado tantas malas cosas de ella y visto a sus enemigos en esta vida, que supuso se trataba de la misma mujer que en la otra vida había cautivado a su hijo y había hecho sufrir a su pequeña Eden.

_ Qué fué lo que le dijiste hermano?.

_ Lo único que podía haberle dicho. Que no estaba dispuesto a dejar a Eden por nada del mundo.

- Franco, José y Marian sonrieron, ellos sabían que Maximiliano amaba tanto a Eden que estaba dispuesto a dejarlo todo por ella, José se sentía orgulloso de Maximiliano, en la anterior vida su hijo había elegido a Elena apresar de que su madre y él se oponían a su decisión, trataban de hacerlo entrar en razón pero sus esfuerzos eran en vano, ahora las cosas eran diferentes y Maximiliano estaba dispuesto a todo por Eden.

_ Bueno no me sorprende, todos aquí sabemos que te tienen embrujado. Ahora tenemos que prepararnos para lo que se viene.

_ Ya le hable a mi tío León, estará aquí a primera hora.

_ Perfecto, sería bueno que trajera a Sam con él.

_ Precisamente es por él que no pudo venir en este momento.

****

- León estaba esperando a su hijo, necesitaba hablar con él y decirle la verdad sobre Elena. Sam entro a su despacho, se sentía algo extraño ya que León no solía citarlo con tanta urgencia.

_ Padre, que necesitas.

_ Sam necesito hablar contigo de algo urgente, seré directo porque no estoy para agitar nuestro tiempo y ese es valioso en estos momentos.

_ Soy todo oídos.

- León le contó todo sobre Elena a Sam pero para su sorpresa no vio expresión en él, parecía que lo que le contaba no le molestaba en lo más mínimo.

_ Porqué crees que ella me importa padre?.

_ Ustedes han salido por mucho tiempo, creí que su relación era bastante cercana.

_ Creo que no me conoces lo suficiente, Elena no me importa en lo más mínimo.

_ Sabías lo de ella y Alvaro?.

_ Sí, aunque tampoco me sorprendería si lo hubiese descubierto hace mucho, Elena no es precisamente una mujer que se pueda tomar enserio.

- León estaba asombrado de las palabras de su hijo, él creyó que su relación con Elena era más cercana pero al parecer se había equivocado.

_ Sam, tú tienes algo que ver con lo que está pasando en la empresa?. Le has robado a Maximiliano?. - León necesitaba preguntar aunque deseaba que su hijo no estuviera involucrado.

_ Creo que mi primo y tú me han subestimado; con respecto a Elena solo es una diversión y con respecto a la empresa no robe nada, solo cambie información.

_ A qué te refieres Sam.

_ Enserio crees que sería tan estúpido como para arriesgar nuestro patrimonio?. Escondí algunas cosas cuando descubrí que mi tío Alvaro y Maximiliano estaban como idiotas tras Elena, ella fue lo suficientemente ingenua para confiar en mí y contarme algunos de sus planes, incluso pedir mi ayuda.

- León sonrió al escuchar a Sam, no había duda que era su hijo.

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