- Marian se sentía increíblemente cómoda platicando con José, sentía como si se conocieran de todo la vida; el camino rumbo hacia el hospital había sido muy agradable y a pesar de la situación ella se sentía feliz, José se sentía igual, Marian le había dicho que era soltera y que nunca se había casado; él sintió que esa podría ser una oportunidad para volver a estar juntos.
La historia del abuelo José en esta vida era similar a la de su amada Marian; en realidad él nunca se había casado ni enamorado, el padre de su pequeña Eden en realidad no era su hijo biológico; Santiago quien había sido su hijo en esta vida, era un pequeño que vagaba por las calles, solo tenía cinco años cuando él lo encontró y por aunque busco a su familia por todos los medios nunca dió con nadie, él no tenía el corazón para dejar a ese pequeño y sentía la enorme necesidad de protegerlo así que pidió ayuda a un amigo para obtener la custodia del pequeño Santiago. Fue así como termino siendo padre, al inicio todo era confuso pero después comprendió que todo tenía una razón; Santiago conoció a Sonia quien había sido la madre de Eden en su otra vida, aunque en un inicio dudaba de todo lo que estaba pasando, se dió cuenta que en realidad Santiago era el medio para volver a ver a Eden. Se sintió confuso al ver que Santiago no pertenecia a su vida pasada pero en esta era el padre de Eden, también al ver que Sonia no poseía la misma esencia encantadora y amable, en esta vida ella era distinta pero aún así Eden había llegado a este mundo.
El abuelo José ingreso al hospital tomando la mano de Marian, ella se sobresalto un poco pero no se sintió incómoda. Él le sonrió y la miro con cariño, eso hizo que ella se sonrojara.
Al llegar al pasillo de la habitación que daba a Eden, el abuelo José se detuvo de manera repentina, no podía creer lo que sus ojos veían, él pensó que todo estaba pasando demasiado rápido, se pregunto que era lo que él destino les estaba deparando.
En frente de él estaba su mejor amigo, el mismo que incluso estuvo a punto de morir al defenderlo en el campo de batalla, se trataba de León, el padre de Eden en su anterior vida.
_ Pasá algo?.
- Por la sorpresa no se dió cuenta de que sostuvo con fuerza la mano de Marian.
_ Oh no, solo que me es difícil no sentirme mal por saber que mi nieta está aquí. - Mintió
_ No te preocupes, yo no me pienso alejar de ti y te haré compañía hasta que salga tu nieta.- Marian quería estar cerca de él y sentía que ese sentimiento era recíproco.
_ Me encantaría que estuvieras a mi lado en todo esto. - José tomo su mano y acarició su mejilla, se miraban fijamente sintiendo un montón de sensaciones. Él la había extrañado tanto, aseguraba que en esta vida ella no estaría pero para su sorpresa el destino los había vuelto a juntar. Ya no eran unos jóvenes y él sintió que no podía perder más tiempo.
_ Marian, cuando pase esto y mi pequeña se recupere te gustaría ir a cenar, pasar tiempo juntos, frecuentarnos y si tú quieres ser algo más.
- Marian quedó sorprendida, lo acababa de conocer y su propuesta era apresurada, aún así ella no tenía duda de la respuesta que le daría.
_ Me encantaría conocerte mas y que salgamos, que pasemos tiempo juntos.
- José no dudo en mostrar su felicidad, se acercó a ella tomándola de la cintura y juntando su frente.
_ Te prometo que no te arrepentirás de darme está oportunidad. - No comprendo porque está pasando todo esto, solo sé que tengo que proteger a mi familia como lo hice en el pasado.
- José tenía una sensación de miedo, en esta vida todo estaba hecho un lío, pero sin importar quien fuera quien, al final él sabía que había dos personas que tenía la responsabilidad de proteger. Esa era la promesa que él le había hecho a su hijo y no lo iba a defraudar.
Se alejo muy a su pesar de Marian pero tenía que saber que hacia León ahí. Era evidentemente más joven que él y seguía teniendo esa apariencia que parecía fría pero que en el fondo era todo lo contrario, José esperaba que al menos su mejor amigo siguiera conservando su esencia a diferencia de Sonia.
Maximiliano vio al abuelo José acercarse, venía agarrando de la mano de Marian, a él le pareció divertido verlos juntos, era extraño pero se sentía bien verlos así, él se pregunto si ellos ya se conocían desde antes como para tenerse tanta confianza.
_ Abuelo ya regresaste. - León miro raro a Maximiliano por la manera en que había nombrado a aquel hombre.
_ Abuelo te presento a mi tío León, tío el es José el abuelo de mi mujer.
_ Mucho gusto. - León tomo con fuerza la mano de José, este sonrió al recordar que su amigo siempre saludaba de aquella manera.
_ Me da gusto conocerlo.- José se sintió extraño pero al mismo tiempo feliz; por muchos años se sintió solo y extrañaba su anterior vida pues en esta nadie lo entendería, pensarían que estaba loco. Cuando nació Eden creyó que todo tomaría su rumbo pero los años pasaban y ella y Maximiliano no sé reencontraban, él no podría intervenir en aquello y tenía que confiar que la vida los uniría en el momento indicado.
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