- Ya era tarde y Maximiliano, Eden y Camila apenas llegaban a casa, habían ido juntos a cenar y por algunos postres. Camila se encontraba feliz de compartir tiempo con su hermano mayor y estaba encantada con Eden, quien ahora la consideraba su mejor amiga.
A Eden le pareció tierna la actitud de Camila, era una pequeña muy efusiva y sonriente.
_ Creo que Camí se divirtió mucho. - Le dijo Eden a Maximiliano mientras la veían husmear con curiosidad por toda la casa.
_ Sí y creo que tú le agradas demasiado.- Me acerco por detrás a abrazar a mi hermosa Eden y suspiro su agradable aroma.
_ Maximiliano debes de controlarte, ahora hay una niña en casa.
_ Eso será muy difícil, aún más sabiendo que desde hoy compartiremos habitación, cama, ducha... - La giro para mirarla de frente, está mujer me va a matar si me sigue negando tocar su hermosa piel.
_ En qué momento te dije que nos duchariamos juntos?.- Bromeo con Maximiliano pero en realidad me gusta su sugerencia.
_ Recuerda usted que le jure ser un increíble esposo?.
_ Sí lo recuerdo.
_ Bueno pues lavar cada parte de tu cuerpo, tu cabello, darte un masaje y tratarte como mi reyna son solo algunas de mis obligaciones. - La veo sonreír y juro por Dios que estoy a punto del colapso.
_ Entonces creo que yo también tengo que empezar a cumplir con mis obligaciones de esposa. - Miro la cara de Maximiliano y es un verdadero poema, ni yo creo que le este haciendo esas sugerencias, pero estos meses me ha portado como todo un caballero y ha sido paciente conmigo.
- Eden y Maximiliano estaban creando una conección bastante fuerte, estaban construyendo un verdadero matrimonio y creían que nada podría destruir aquella unión.
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- Mientras tanto en la mansión, Alvaro preparaba la habitación principal para lo que parecía una velada romántica; esparcía pétalos de rosas rojas por toda la cama, había puesto velas aromáticas que aún no encendería. Se veía emocionado cómo todo un enamorado y esperaba ansioso a qué llegara la siguiente noche en dónde todo tenía que salir tan cual como su retorcida mente lo había ideado.
Alvaro enserio creía que Eden era aquel ángel que había llegado a su vida para limpiar sus culpas y por fin ser perdonado. Se reprochaba por no haberse dado cuenta de sus sentimientos antes de presentarsela a su hijo, su conciencia cargaba cosas que se negaba a ver, se aferraba a sus propias mentiras para no aceptar que en realidad era un asesino.
Tenía todo calculado; su pequeña Camí le había dicho que estaba con su hermano y se quedaría varios días con él, eso le daba una oportunidad de tener la mansión sola para Eden y su asqueroso plan. Estos meses se había encargado de seguir los movimientos de Eden, sabía que mañana saldría temprano del internado y ya tenía el distractor para que su hijo no llegara a tiempo por ella. Le había dado días libres a todo su personal y no había manera de que alguien estropeará su noche, daba por hecho de que Eden sentía lo mismo que él pero solo se encontraba confundida.
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- Por otro lado Maximiliano se preparaba para pasar su primera noche junto a su esposa.
- Me miro al espejo y me siento increíblemente nervioso, jamás me había sentido así por ninguna mujer pero Eden despierta cosas incontrolables en mí. Aprovecho para tranquilizarme un poco, ella fue a dejar a Camila a su habitación, afortunadamente queda en el tercer piso y está alejada, de inicio la idea era que se quedará en la habitación de Eden pero la convencí de que no sería buena idea, no porque no la quiera cerca de nosotros, pero tampoco quiero que escuche las noches de pasión que tendré junto a mi mujer.
Aunque ahora que lo pienso tendré que comprar una casa más grande, una dónde un piso completo sea solo para nosotros dos y los demás pisos serán para las habitaciones de nuestros hijos.
Escucho la puerta y sé que es ella.
_ Le gusto su habitación?. - Salgo del baño y quiero asegurarme que tendremos privacidad.
_ Le encantó!. Creo que tú sugerencia fue perfecta, ya estaba muy cansada y se quedó dormida. - Me acerco a mi esposo y rodeo su cuello con mis brazos.
_ Te dije que era buena idea.- La tomo de la cintura y la presionado contra mi cuerpo, me acerco a sus hermosos labios y todo mi autocontrol se va a la mierda. La beso con desesperación y deseo, mis manos bajan hasta su precioso tracero el cual presiono y escucho un sutil gemido.
- Maximiliano ya no podía más, se estaba volviendo loco con cada beso, con cada caricia y con la cercanía de sus cuerpos. Devoro los labios de Eden y comenzó a bajar por su cuello dejando besos entre su recorrido, sus manos vagaban por las hermosas piernas de su mujer y presionaba sus glúteos. Eden sentía como su cuerpo se calentaba y perdía la cordura con cada caricia y cada beso; ella creyó que se sentiría nerviosa cuando llegara el momento de estar con un hombre, pero no sé sentía así, era todo lo opuesto, se sentía tranquila y dispuesta a disfrutar de aquel momento. Max le había propuesto preparar algo especial pero ella se negó, ella quería que las cosas pasarán precisamente como estaba sucediendo en ese momento.
Maximiliano comenzó a bajar el vestido de Eden hasta quedar completamente desnuda frente a él, ella no llevaba ropa interior, solo ese delicado vestido cubría su cuerpo, eso hizo que su erección doliera más. Ella comenzó a desvestirlo mientras él tocaba cada parte de su cuerpo, él la cargo y con facilidad la coloco en la cama, su mirada la recorrió con hambre y admirando cada parte de su cuerpo.
_ Eres tan hermosa.- Dijo él mientras la volvía a besar y de nuevo comenzó a bajar para atrapar con su boca uno de sus hermosos pechos que reclamaban por ser devorados. Absorbió, chupo, mordió y saboreo cada uno mientras Eden no paraba de decir su nombre entre gemidos y de pedirle más, Maximiliano comenzó a marcar un camino besos hasta su vientre y así llegar hasta su centro, ella estaba tan mojada que deseo penetrarla en ese momento; comenzó a lamber para después con su lengua darle placer, Eden se sentía explotar, tomaba el cabello de Maximiliano mientras esté marcaba el ritmo perfecto para hacerla ver estrellas, ella no pudo resistir más y un hermoso orgasmo junto a un gemido pronunciando el nombre de Maximiliano.
Él ya no podía más, subió hasta quedar frente a Eden quien tenía las mejillas rojas y su cuerpo aún convulsionaba, él se acomodo entre sus piernas, devoro sus labios y comenzó a introducir su m*****o, ella estaba apretada y dispuesta a él, se quedó quieto por un momento y se aseguró de que ella estuviera bien, después comenzó a moverse en un increíble vaivén.
Ella pedía mas y el comenzó a embestirla con fuerza y desesperación, toco, beso, lambio y muerdio cada parte de su cuerpo hasta que ambos alcanzan el climax.
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