- Alvaro tomo con fuerza el rostro de Eden he intento besarla, ella logro esquivarlo y trato de empujarlo pero él era muy fuerte.
_ SUÉLTAME!. - Eden gritaba con todas sus fuerzas.
_ Serás mía te guste o no.
_ Está loco, es un desquiciado. - Grito, lo trato de alejar de mí pero no puedo.
_ Será mejor que dejes de pelear Eden, tú y yo nos amamos y te demostraré que también sientes algo por mí.
_ Lo único que puedo sentir por usted es asco. - Tengo miedo pero tengo que defenderme.
Eden se defendía, golpeaba el rostro de Alvaro con todas sus fuerzas mientras él la arrastraba a la cama, ella gritaba, pedía auxilio, trataba de agarrar cualquier cosa para golpearlo pero pareciera que esa habitación había sido preparada para aquella pesadilla. Ella rasguñaba el rostro de Alvaro, se resistía a toda costa; Alvaro la tomo fuerza y golpeó el rostro Eden, una y otra vez hasta caer de la cama.
Eden cayó al suelo casi perdiendo la consciencia, en ese momento algo vino a su mente, era como un recuerdo pero no pertenecia a este tiempo. Ella miro su ropa y de repente todo era como si se hubiese traslado a otra época, ella volteo para ver al hombre que la estaba atacando, no se parecía a Alvaro pero su mirada era la misma. Eden creyó que se encontraba alucinando pero en realidad estaba reviviendo uno de los peores momentos de su vida pasada.
De un momento a otro se encontró en un segundo plano viéndose a si misma defenderse de aquel hombre, lo golpeaba con todas sus fuerzas mientras el llanto de un bebé sonaba con fuerza en esa habitación.
Eden volvió en sí sintiendo como alguien la tomaba de la cintura, ella empuño su mano y con todas sus fuerzas giro y golpeó a Alvaro en el rostro, este cayó quedando sorprendido mientras ella continuo golpeándolo y gritando que la ayudarán, Alvaro trataba de esquivar cada golpe pero Eden parecía poseída.
Ella no sabía de dónde sacaba la fuerza para golpear de esa manera, pero escuchar el llanto de ese bebé despertó algo en ella, era algo que no podía describir y simplemente lo sentía.
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_ Más rápido Franco!. Gritaba Maximiliano desesperado.
_ Tranquilo hermano, solo trato de que no nos matemos. - Franco iba a toda velocidad pero a Max le parecía una eternidad el camino.
_ Señor ya vamos muy rápido. - Marian se aferraba al cinturón de seguridad con mucho miedo.
_ Lo siento Marian pero tengo que ver a Eden. - Maximiliano sentía un temor indescriptible, sabía que algo malo estaba pasando y solo esperaba llegar a tiempo para evitar que su padre le hiciera daño a Eden.
- Franco llegó con Maximiliano y Marian a la entrada de la mansión pero la seguridad de la entrada no estaba, eso les pareció extraño, la única vez que había pasado algo similar fue cuando Maximiliano encontró a su madre muerta, ahora era como si ese día se estuviera repitiendo. Maximiliano en su desesperación corrió hacia una de las bardas dónde él solía escabullirse cuando era un adolescente, subía rápido y Franco iba atrás de él, ambos llegaron al otro lado y corrieron a la mansión mientras Marian marcaba a la policía.
- Alvaro logro levantarse, Eden cayó de espaldas y él la tomo del cabello, ella comenzó a gritar que la soltará y en ese momento la puerta se abrió con fuerza.
Maximiliano había entrado a la mansión cuando escucho los gritos de Eden, subió las escaleras corriendo a la habitación donde se escuchaban los gritos, intento abrir la puerta pero fue inútil así que la tiró junto con la fuerza de Franco.
- Tiró la puerta y lo primero que veo es a mi padre con la hermosa cabellera de mi Eden entre sus manos, bajo la mirada, ella alza su rostro y ahí la veo, está completamente golpeada tratando de defenderse.
Pierdo la razón me abalanzó contra ese hombre que dice ser mi padre, lo golpeó una y otra vez, pierdo la cordura de lo que estoy haciendo, solo puedo sentir coraje y no quiero parar de golpearlo, escucho que me pide detenerme pero estoy cegado por la rabia.
_ Cómo pudiste lastimarla?. - Le grito y continuo golpeándolo.
_ Max detente, lo vas a matar!.
_ Suéltame Franco, eso es lo mínimo que merece está porquería que dice ser mi padre. - Franco logra alejarme pero yo quiero seguir golpeándolo.
_ Hermano piensa en Eden. Que vas hacer si terminas en la cárcel por casi matar a tu padre?. - Franco me recuerda a mi Eden, volteo y veo que ella está sentada en el piso tomada de sus rodillas y llorando.
_ Mi amor ya estoy aquí, no dejaré que nadie te lastime. - La abrazo mientras ella se refugia en mi pecho, llora inconsolable y yo solo puedo cargarla y sacarla de esa habitación. La llevo a la que un día fue mi habitación mientras le marco a Marian.
_ Marian!. Necesito una ambulancia urgente y a mi amigo el comandante Jorge, ya va Franco a abrir la entrada.
_ Señor la ambulancia y su amigo ya están aquí, me comunique con él antes de llegar por usted al hotel.
_ Tan eficiente como siempre Marian. Cuelgo y miro a Eden, veo su rostro completamente golpeado, tiene el labio roto y sus mejillas están hinchadas, la abrazo y comienzo a llorar junto con ella, tengo tanto coraje y no entiendo cómo es que mi padre pudo hacer esto. En qué momento se convirtió en un monstruo?.
Un recuerdo llega a mi mente, la habitación donde acabo de golpear a ese infeliz, esa habitación es de donde mi madre salto, pero esos pétalos y lo que logré ver ahí era casi igual de como mi madre dejo ese lugar antes de quitarse la vida.
_ De repente Franco ingresa a la habitación junto a paramédicos y logro ver a Marian y a mi amigo Jorge afuera de la habitación. Cargo a Eden entre mis brazos y ayudo a colocarla en la camilla para ser dirigida a la ambulancia.
_ Maximiliano, no me dejes sola. - No quiero que Max me suelte, tengo miedo y no quiero estar sola.
_ Amor no te dejare sola voy a estar todo el tiempo a tu lado. - Beso su frente y sostengo su mano, no pienso dejarla sola mi un segundo.
- Salimos de la habitación y volteo a dónde dos agentes sostienen a mi padre.
_ Nosotros nos hacemos cargo, tú ve con tu esposa. - Me dice Jorge y le hago caso, no quiero seguir en ese lugar ni seguir viendo a ese mal nacido.