- Alvaro se encontraba en aquella celda fría y con olor a humedad; llevaba horas ahí y su abogado aún no llegaba, mientras pasaba el tiempo pensaba en que se había equivocado, en su trastornada mente estaba seguro de que Eden sentía lo mismo que él por ella, no tenía duda de eso y tampoco sentía culpa por el daño que le había ocasionado.
Lo que Alvaro no sabía es que al igual que Maximiliano él prometió seguir a Eden vida tras vida, el odio por Maximiliano lo hizo aferrarse a la idea de que tenía que poseer lo que Maximiliano más amaba. Ahora estaba en esta vida como el padre de quién más odio, y aunque en algún momento lo amo como un padre a un hijo, al final el odio lo consumió.
- Los barrotes de aquella celda se escucharon, Alvaro alzó la mirada y sintió el rencor de aquel hombre que estaba parado frente a él. Se trataba del abuelo de Eden, Maximiliano y Franco intentaron evitar que él fuera a enfrentar a Alvaro después de saber el porqué su nieta estaba en el hospital, pero Marian se ofreció a acompañarlo y eso lo hizo decidir ir a buscar al hombre que intento dañar a su pequeña Eden.
Alvaro lo reconoció de inmediato pero José no sabía cómo era el rostro del padre de Maximiliano, él nunca quiso conocer al hombre que en esta vida cuidaba a quién había sido su hijo, ahora se arrepentía de haber tomado esa decisión.
_ Así que fuiste tú el animal que tocó a mi pequeña. - José lo quería golpear, tenía demasiada frustración coma para solo conformarse con insultarlo.
_ Señor José, que bueno que está aquí. Creo que hay una confusión, yo jamás dañaría a Eden.
_ Tu cinismo es asqueroso. Aquí no hay ninguna confusión, tú maldito bastardo intentaste abusar de mi nieta. - José gritaba, quería golpear a Alvaro.
_ Eden y yo nos amamos. - Alvaro ya había perdido el sentido común.
- Alvaro se levantó del suelo dónde se encontraba sentado, se acercó a aquellas rejas y la poca luz que había mostró su rostro frente al abuelo de Eden.
_ No puede ser?. - José expreso en voz alta.
_ Claro que puede ser. - Alvaro respondió creyendo que seguían hablando de lo mismo.
- José salió de aquella celda, se recargo en un muro y tomo aire intentando calmarse. No podía creer lo que sus ojos acaban de ver.
_ Es él, su aspecto no es el mismo pero sus ojos, esa mirada... - José se decía así mismo mientras trataba de digerir lo que acaba de ver.
- Su aspecto no era el mismo pero su esencia saltaba por todos sus poros. Se trataba de Artur, el mismo hombre que se decía el mejor amigo de Maximiliano en su vida pasada, el mismo que se aprovechó de esa amistad y daño a Eden y por el cual Maximiliano había buscado la manera de seguir a Eden incluso en otra vida. Ese hombre era el causante de muchas desgracias, era un demente.
- Cómo no lo ví, debí averiguar quién era el padre de mi hijo en esta vida, cómo pude dejarlo a cargo de ese animal. - José se reprochaba y culpaba.
_ Pasa algo?. - Marian decidió acercarse al notar la angustia de José; ella se sentía nerviosa de tan solo estar cerca de él pero tenía esa extraña necesidad de apoyarlo.
_ Señorita yo... - En realidad él no sabía que decir, cómo podría explicarle a ella lo que pasaba, pensaría que está loco.
_ No se preocupe, no tiene que explicarme. Entiendo que está situación no debe de ser facil para usted. Qué le parece si regresamos al hospital y en el camino pasamos por un café y platicamos un poco?.
_ Me encantaría. - En realidad a él le encantaría todo lo que ella le ofreciera, había sido su esposa y ahora sentía curiosidad de saber si ella había encontrado a alguien más en esta vida.
****
- Eden se sentía muy cansada, su cuerpo le dolía y lo sentía muy pesado. Ella abrió los ojos y lo primero que vio fue a Maximiliano durmiendo sentado y agarrando su mano, a pesar de la situación sintió una profunda calma.
Maximiliano despertó al sentir la mano de Eden acariciando su rostro, abrió los ojos y ahí estaba ella con su hermosa sonrisa.
_ Ya despertaste?. - Maximiliano se lanzó a abrazarla olvidándose de que ella tenía golpes en su cuerpo.
_ Ahhh...
_ Lo siento. Te lastime?.
_ No, solo duele un poco mi rostro.
- De la emoción Maximiliano olvidó que ella tenía el rostro amoratado; acaricio con sutileza sus mejillas y se guardo la rabia que le provocaba verla así. Más sin embargo Eden se dió cuenta de su sentir, tomo su rostro y beso sus labios.
_ No es tu culpa lo que pasó.
_ Lo sé pero sí pude haberlo evitado.
_ No!. No te culpes de algo que tú no hiciste.
_ No dejaré que nadie más te vuelva a hacer dañó.
_ Maximiliano, puedo preguntarte algo?. - Eden no quería dudar de él, pero la curiosidad de saber el porqué no llego por ella la estaba matando.
_ Puedes preguntar lo que quieras. - Se acercó a ella y beso su mejilla.
_ Porqué no llegaste como lo prometiste? tu padre me dijo que estabas con Elena. - Por primera vez siento miedo de que Maximiliano me confirme que existe algo con Elena.
_ Si estaba con ella.
_ Entonces era cierto.
- La mirada de Eden se volvió triste, esas palabras confirmaban lo que el padre de Maximiliano le había dicho y eso le dejaba una profunda decepción. Maximiliano se dió cuenta de su expresión.
_ Mírame. - Eden no quería mirarlo.
_ Estaba con ella pero no de la manera en que te imaginas.
_ Entonces de que manera?. - Ella respondió con evidente molestia y se alejo de él.
_ Mi padre y ella nos pusieron una trampa, yo tenía que ver a unos inversionistas pero eso nunca pasó, termine en la habitación de ese hotel completamente drogado y Elena estaba ahí.
_ Te drogo?.
_ Sí, yo perdí la conciencia y ni siquiera recuerdo cómo llegué ahí; cuando reaccione al menos un poco logré ver qué alguien estaba ahí, creí que eras tú pero resultó qué era Elena y ahí me di cuenta de que algo no andaba bien. Puedes confirmar con Marian y a Franco que lo que digo es cierto, ellos llegaron por mí cuando yo intentaba salir de ahí. Te juro que nunca te traicionaría y jamás haría nada para lastimarte, entre Elena y yo no hay nada y lo peor es que creo tiene ella me estuvo escondiendo cosas.
_ A qué cosas te refieres?.
_ Este plan que hizo con mi padre cuando lo que yo sabía era que él no la soportaba, evidentemente mi padre perdió la cabeza por ti, eso era evidente porque yo también estoy lo loco por ti. - Él la miro de manera coqueta y eso la hizo sonreír.
_ Me encanta cuando sonríes. En fin el punto es que esto es extraño, me acabo de dar cuenta que no conozco a las personas que más decían amarme, ahora solo te tengo a ti, a Marian, a Franco y a mi abuelo José.
_ Tú abuelo José?.
_ Sí, mi relación con él va muy bien, siento como si lo conociera desde hace mucho, en poco tiempo se ha ganado todo mi aprecio y respeto. En solo un par de meses me ha mostrado más apoyo y cariño que mi propio padre en toda mi vida.- El rostro de Maximiliano se puso triste, no podría creer que el abuelo José le demostrará más aprecio que su propio padre, Eden se dió cuenta de su tristeza y se volvió a acercar a él, lo abrazo y beso.
_ Mi abuelo es grandioso, así que también lo puedo compartir contigo.
_ Creo que no solo lo tendrás que compartir conmigo.
_ A qué te refieres?.
_ No soy el único que le ha tomado aprecio, Franco también, incluso va a visitarlo seguido y ahora Marian anda muy cerca de él.
_ Marian? De cuánto me he perdido? espera... mi abuelo sabe lo que pasó?.
_ No podíamos ocultarlo, él se tenía que enterar. Solo que salió por un momento a hacer algo, lo acompaño Marian. - Maximiliano no quería que ella se enterará de que él abuelo José había ido a ver a su padre.
- Eden procesaba toda la información que le estaba dando Maximiliano, al parecer ella había descuidado muchos temas pero en realidad era su propio abuelo quien había evitado contarle tantas cosas.
_ Bueno creo que entonces no solo cuentas con mi apoyo, aquí hay toda una familia dispuesta a cuidarte.
_ Ahora sé que solo los tengo a ustedes.
_ No es así Maximiliano.- La puerta se abrió y León se dió paso en esa habitación, miro a su sobrino quien se veía sorprendió por su presencia, después fijo su mirada en Eden y se dió cuenta que era una mujer realmente hermosa, su belleza se conservaba a pesar de los golpes en su delicado rostro, golpes que le provocaron una rabia inexplicable. Él no la conocía y no recordaba haberla visto antes, sabía que era la hija de Sonia pero nunca se acercó a ella y tampoco sabía cómo era, a pesar de eso él sintió como si hubiesen tocado algo preciado en su vida.
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