Mientras Valentino estaba conversando con uno de los antropólogos y varios arqueólogos, Lenet seguía sentada mirando hacia el horizonte le parecía encantador ver sobre las aguas las nubes en arrebol, algo propio del atardecer.
Sentía que de cierto modo no podía tener sentido lo que permitía con Valentino; no si no podía ser sincera con él. De pronto ese simple pensamiento la dejó completamente aturdida al traerle súbitamente las palabras de Adrik.
«Tiene razón, nadie puede ser completamente sincero sin caer en crueldad al decir todo de manera tan abierta y desnuda. ¡Dios mío! Me dijo que puedo ir a él las veces que lo deseé. ¿Quién comprendería semejante necesidad? No estaría sola si quiero ir a él. Pero con Valentino, ¿qué dirá cuando le diga lo que sucede con él? Es seguro que no me
