Lenet apretó los ojos al sentir que sus manos grandes ahora la cubrían por la garganta en lugar de seguirla tocando donde sentía hacía instantes retorcerse de placer.
—No deseo que cierre los ojos cuando la toco. —Su voz grave y autoritaria.
Lenet abrió los ojos y fue inevitable verlo con cierta mortificación. Pero Adrik una vez más acercó su rostro al de ella y lamió sus labios; pasó delicadamente su lengua saboreándola. Su mirada penetrante y expresando deseo devorador.
—¿Quién ha conseguido complacer totalmente su profunda excitación y todos sus deseos?
Lenet sentía su corazón latirle como pocas veces en su vida. Una mezcla de temor y profunda excitación, tal cual había dicho Adrik. Él la soltó con fuerza y ella solo pudo poner las manos para no dar con tanta energía de espaldas c
