—Hola, señorita. ¿Se dirige al hotel? —Preguntó él con gesto decidido.
Ella sonrió al escucharlo.
—Sí, justo ahí… ¿Tengo que preocuparme si usted dice que se dirige al mismo lugar?
Él sonrió.
—No, no tiene por qué. No tenía intención de algo diferente a dar una vuelta y comer algo. Pero reconocí su modo pensativo al andar.
Lenet mostró cierta sorpresa en sus ojos al escucharlo decir eso. Parecía que lo decía alguien que se dedicaba en verdad a observarla con dedicación.
—¿Cree que en verdad camino siempre así? ¿Se nota que soy pensativa?
Él posó una de sus manos en el bolsillo.
—No siempre lo hace muy pensativa, pero hoy sí lo hacía así. ¿Qué podría tener en mente?
Lenet respiró hondo, percibía el delicioso aroma de su colonia. Y eso bastó para no desconfiar de su respuesta.
—
