Lenet había simplemente tomado una camiseta de tirantes y unos jeans para salir. Se cepillaba el cabello húmedo cuando el teléfono sonó. Contestó de inmediato al notar que se trataba de su madre.
—Lenet, creí que ya dormías.
—No, mamá. Estaré despierta un rato más. Una compañera me invitó a salir.
—¿Iras a beber?
—No. Creo que, a bailar o algo así para socializar, pero no te preocupes no me gusta beber.
—Si eso me hace sentir menos ansiosa.
—Mamá, tengo algo que contarte.
—¿Vendrás a casa?
Lenet sonrió.
—De hecho, es sobre quedarme un poco más. Ya tengo donde quedarme.
—Bueno, tu sabrás. De igual manera me alegro por ti. ¿Cuándo volverás, Lenet? Según tu permiso no tienes mucho tiempo para quedarte.
—En realidad lo aplazaron ya que estoy como voluntaria en el museo. Y p
