Alonso si bien tenía un perfil de ser un hombre muy adinerado, complaciente, no era otro de muchos con tal posición y poder. Un hombre mayor de cincuenta y ocho años que amaba las comodidades y ocultaba su verdadera manera de ser ante los medios y las propias amistades.
Solo su esposa conocía que era un hombre violento, terco y con vicios terribles, por eso se había separado de él y a cambio él le había firmado el divorcio y dado las comodidades necesarias si no explicaba nada más ante un tribunal ni los medios. No quería su nombre manchado ni noticias incómodas y perder negocios con gente importante y tan adinerada como él. Así que la esposa había cedido.
Él había quedado desde hacía ya cinco años libre a lo que sus perversiones dictaran. Pero varias de sus amantes le temían, conocían
